Page 168 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            ERA EL CONSABIDO TUERTO PEDRO DE OBAYA QUE SE DENOMI-
            NABA GUAINA CAPAC) vaticinaban sus contentos: ya se ve no tanto al ver
            ya el fruto de sus maquinas, y destruir a deguello y Cenizas una Ciudad tan
            opulenta, por las formales fuerzas y armas de aquellos Yndios, sino por el in-
            tempestibo avance de aquella noche que fue la del 24 de Abril, en que todos
            estarian rendidos a el mas incauto sueño bajo la seguridad de que hasta aqui
            entonces, y en que habian mediado casi dos meses de guerra viva, la qual solo
            se havia peleado a luces claras del dia; pero como la Divina providencia estu-
            viese tan alerta en la proteccion de tan afligido Pueblo, a la verdad de que no
            salieron bien sus ideas sin embargo de que cometieron a mas de las 12 de la
            citada noche hasta rayar el dia, en que parece perecieron segun pude alcanzar
            a ver unos nudos que llevaron los Capitanes (fuera de los heridos) mas de 800
            Yndios; y como habia precepto formal sobre que no aclarasen el numero cierto
            de los muertos, esto es que si fuesen 100 dixesen 10 no quise averiguarlo mas
            a fondo.
                    Esta misma noche se mantubo Catari a la zeja del Alto conmigo, su
            muger, y varios Yndios Principales, y como viese que una u otra Casa contigua
            a las trincheras batía el fuego hasta casi media Ciudad, se contemplaba por
            instantes dichoso, y decia: «Ya vencimos, ya estamos bien, y ahora si he de
            procurar hacerle guerra a Tupac Amaro para constituirme Yo solo el Monarca
            de estos Reynos».
                    Y como era muy cierto que este pensamiento lo tenia de continuo en
            sus paraysos, iban y venian las noticias de lo que acaecia en la empresa. Unos
            decian: Ya vá, poco falta: en breve saldran huyendo, pues se estan disponiendo
            otras ideas de abanzar, y ya hemos oido que estan los Caras (que asi llemaban
            a los Españoles Mestizos) corriendo a cavallo, y haciendo alborotos de llantos
            y confusiones; y otros venian diciendo: No se puede entrar, mucho se defien-
            den: es imposible, quiza hasta las quatro de la mañana: muchas balas vienen,
            y con tal primor que aun sin traquidos zumban por los oidos. Estas ultimas
            expresiones no solamente se las oi a los que venian de aviseros, sino a varios
            de los Yndios Principales que lo referian constantemente despues.
                    Entre estas y otras diferencias no hay duda que rayó la mejor Aurora
            para mi consuelo, y mayor confusion para aquella Legion tyrana. Decian estos
            unanimes que los Españoles eran brutos y demonios, pues a tanto aparato
            suyo se havian resistido; pero no obstante seguirian en la misma conformidad,
            como que asi lo hicieron en esa y subsequentes noches y aun en los respectivos



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