Page 836 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
donde avisaron que los venian siguiendo los Yndios, pero que siendo las tres
y media de la tarde, les saldrian al encuentro como lo executaron. Los Yndios
amagaron a huir para empeñarlos mas, y luego cargaron con tal furia sobre
los nuestros que los desordenaron, y consiguieron llevarse muchos fusiles, y el
Cañon mismo; cuya noticia exajerada por dos Capitanes que vinieron a darla,
asegurando haber perecido todos, consternó esta Villa de manera que creyo
que aquella noche desertase toda mi Gente, y experimentar el mismo trabajo.
Pero viendo que al dia siguiente se hablaba con variedad, y no pudiendo yo
destacar toda mi gente porque apuraban las noticias por la parte de Lampa,
y Azangaro remiti tres Compañias de Cavalleria con orden de que fuesen a
reconocer el paradero de los Yndios, y si hallasen camino abierto entrasen
hasta la misma Ciudad, sin empeñarse en accion ninguna, y solo con el fin de
apoyar la retirada y conducir las mugeres, y niños que huviese para libertarlos
de la crueldad .de los Yndios. En efecto lo consiguieron: hallaron el camino
limpio, y quando se acercaron a la Poblacion, desampararon los Enemigos
el Cerco que tenian puesto; y los sitiados en lugar de disponerse a seguir a
sus auxiliares, y hacer libremente su retirada a esta Villa, acometieron a los
Yndios, que acosados cargaron con fuerza y cerraron el camino por un desfi-
ladero estrecho donde la tropa no puede llevar dos hombres de frente.
Viendo el peligro manifiesto quisieron esforzar el paso que era muy
ventajoso para superarlo, y aunque pasaron algunos, fue a costa de los mas
que perecieron, rindiendo sus vidas a la inhumanidad de los Yndios. Desde
aquel Puesto superior a la Laguna tomaban las Criaturas entre dos, y des-
pues de tomarles el buelo entre las manos, las botaban al agua dandoles a
este tiempo muchas veces una lanzada. Aqui mataron a Dn. Jose Rosello que
venia libertandose, y al Licenciado Dn. Jose de Arrescurrenaga Cura de Juli:
perecieron 15 hombres de los mios por aquella mala direccion. Otros que qui-
sieron escapar por la parte de Acora no lo consiguieron. Ynmediatamente hice
preparar mi fusileria que se componia de 80 hombres para salir en su socorro,
y estando al montar vinieron los de aquella Provincia que se hallaban refugia-
dos en esta Villa asegurandome haverse librado mucha gente que venia escol-
tada del auxilio que remiti. Con estas noticias en que me aseguraban que eran
pocos los que havian perecido, suspendi con harto dolor mi marcha, y quando
esperaba que llegasen los que me havian anunciado, me allé que las noticias
eran enteramente falsas. Vi verdaderamente mucha de la gente ordinaria que
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