Page 832 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            habian colocado su bateria en la falda de una Montaña a mi paso que la defen-
            dian 10,000 hombres, y mande inmediatamente que una columna muy reforza-
            da del Exercito de mi mando haciendo un gran rodeo subiese a dominar por la
            espalda de la misma Montaña, la referida bateria, y la gente que la guarnecia: y
            yo me puse de marcha por el llano con el resto del Exercito. A la media hora de
            haverme movido tuve que dar vuelta a otra Montaña para bajar a un Valle muy
            ameno y apenas avistaron los Enemigos unas cargas de los Yndios de Tinta, y
            de Chinchero que se habian adelantado contraviniendo a mis expresas ordenes
            cuando los atacaron a galope con mucha osadia. Unos Cavalleros aventureros
            y los Dragones de Lima, y Carabayllo que llevaban la Vanguardia salieron a de-
            fenderlos en el instante, y con este motivo se empeñó una acción en que fueron
            derrotados con crecido numero de muertos; y el mismo Tupac Amaru huviera
            quedado prisionero sin la menor duda a no haberle librado un Cavallo veloz en
            que montaba, con el que salio tan aturdido y precipitado, que olvidandose del
            Vado por donde podia encaminarse a Tinta se arrojó inconsideradamente al rio
            por lo mas profundo en que estuvo para ahogarse; y aumentando su confusion
            con este accidente se resolvio huirse escribiendo a su Muger en los terminos
            siguientes: Vienen contra nosotros muchos Soldados, y muy valerosos, y no nos
            queda otro remedio que morir. Yo continue mi marcha ignorando estos ultimos
            sucesos con el animo de llegar aquella noche a Tinta: pero el páso del citado rio
            me detubo dos horas sin que alcansazen todas mis precauciones a que dexase
            de perecer en el dos hombres ahogados. Acercandose la noche resolvi acampar
            en las cercanias del Pueblo de Combapata que dista de el de Tinta una legua, y
            al clavar las primeras estacas empezaron a hacerme fuego con tres cañones cu-
            yas balas no alcanzaban a mis tiendas. A las dos de la mañana proxima, mandé
            poner en marcha 150 fusileros de las tropas ligeras con los Yndios auxiliares
            de Anta, y Chinchero, al logro de que ocupasen una Montaña que dominaba
            el Llano por donde debia pasar al citado Pueblo de Combapata, que reconoci
            habia cercado con una muralla de adobes, y de espinos para dificultarme que
            llegase a Tinta. A las cuatro de la misma situe una bateria de cinco cañones
            que dominaba la referida de los Enemigos cuyo fuego perfectamente dirigido
            produjo que lo avandonasen en menos de una hora. A las seis de la mañana se
            me presentaron 30 Vecinos de Tinta diciendome que toda la Familia de Tupac
            Amaru se havia ausentado de aquel Pueblo llevandose la Plata sellada, labrada,
            Alhajas, y demas efectos de valor que habia robado durante su rebelion. Bati
            inmediatamente las tiendas, y me fui a Tinta donde halle el Retrato de Tupac



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