Page 749 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
sin perdonar sus compañeros, compatriotas y paisanos que no han seguido
las máximas de la rebelion; buscan la proteccion que no cabe en un tirano, y
que acostumbrado á ser infidente, desleal é ingrato á Dios y al Rey, no puede
ni cumplir sus palabras, ni llevar otro fin que el de hacer notoria su infeliz ca-
lidad, demostrándose con tan abominables acciones, no ser otra que la de su
infestada naturaleza y perversidad. -Dice, que ya tiene dado á entender la cau-
sa é interes que le ha movido, y repitiéndole, añade: Que siendo Tupac-Amaru
del país y de la naturaleza suya, y habitar en sus mismas tierras, le ha servido
al confesante y sus aliados, de celo y empeño, creyendo que por esta alianza y
el de ver personalmente sus miserias, las remediaria, siendo igualmente agra-
decido al esfuerzo que aplican para conseguir sus intenciones: con cuya mira
no han rehusado atreverse así á los criollos españoles, como á los indios que
han manifestado repugnancia á prestarle la obediencia, dando por prueba de
la que le tributan las muertes y robos cometidos en ellos.
Instado, ¿porqué dá esta respuesta, cuando del indulto conseguian to-
dos los beneficios que se figuraban con su nuevo Rey, y por repetidas ocasio-
nes se les habia brindado con el perdon, como se verificó el dia 17 de Febrero
por medio de un religioso y un clérigo que pasaron al campo, de que no po-
dian dudar ni formar desconfianza, pues en todos tiempos se les han cum-
plido exactamente las ofertas, y nunca, aunque fuesen mayores las de Tupac
Amaru, serian observadas con la sinceridad que las prometidas á nombre de
un Rey cristiano y piadoso, que olvidado de sus ingratitudes, queria como pa-
dre perdonarlos? -Dijo: que en el dia citado en que aun no habia tenido noticia
individual de las ventajas de Tupac-Amaru, ni habia recibido su edicto, estuvo
pronto á desamparar el sitio del acampamento, y admitir los partidos y ofertas
que por las cartas conducidas por el clérigo y religioso se le franqueaban, dan-
do prueba de su obediencia y arrepentimiento, con retirarse á Chayanta: pero
fué tal la repugnancia y resistencia de muchos, y en particular de las indias,
que coartado y lleno de miedo por no perder la vida, se resolvió á permanecer
en el puesto, y á no dar asenso á las amonestaciones de los emisarios; y así
contra su voluntad los despidió sin el consuelo que imploraban, y allí se man-
tuvo hasta el martes, que fué la última pelea, y de la que salieron derrotados y
con pérdida de muchos indios: pero no puede saber el número, así porque no
era fácil de contarlos, como por la violencia y rapidez con que emprendieron
la fuga, acompañado de su escribiente Juan Pelaez, y no pararon hasta llegar
al cerro y montaña de Chataquila, y á la noche siguiente hicieron lo mismo
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