Page 748 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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             no se les habian dispensado: mayormente cuando el objeto de disfrutarlas era
             el primer móvil de las inquietudes, oposiciones, resistencias, robos y muertes
             que han hecho, fundadas en este principio de no concederles el indulto y dis-
             minucion en aquella cantidad que todos habían aprendido, debia rebajarseles
             de sus tasas, teniendo esta inobservancia, por opuesta á las órdenes del Señor
             Virey, que no se habian cumplido ni puesto en uso, aunque las manifestó su
             hermano: y desde entonces empezaron sus trabajos, prisiones y persecucio-
             nes, manteniendo todo el tiempo que las sufrió á Blas Bernal en el Gobierno.
             Y sin embargo de que se hacia indigno de él por la usurpacion de tributos,
             como lo expuso en Buenos Aires, Potosi y demas tribunales, y porque no era
             indio y les trataba con tirania y sin amor, ocupándoles mucha parte del año
             en sus particulares trabajos y cultivo de tierras de que carecia la comunidad,
             crecia el esfuerzo de sostenerle, sin que las diligencias y medios continuos que
             aplicaba su hermano, tuviesen adelantamiento. Que á mas de este empeño
             que contemplaba de honor, la movia saber que su Rey Tupac-Amaru venia
             á favorecerles, quien se habia dignado escribir y despachar edictos al común
             de las provincias, ofreciéndoles su amparo, y el de tratarlos con mucha sua-
             vidad, haciendo un cuerpo entre indios y españoles criollos, acabando á los
             europeos, á quienes encargaba degollasen sin distincion de personas, clases ni
             edades, porque en todo debia mudarse el gobierno. Que este seria equitativo,
             benigno y libre de pensiones; y en agradecimiento del bien que esperaban, y
             de tener Rey natural, queria esperarle con la conquista de esta ciudad, ponién-
             dola con la obediencia de todos los indios que debian poblarla, á sus pies, y
             con su llegada esperaban redimirse de tasas, gabelas, repartos, diezmos y pri-
             micias, y vivir sin los cuidados que les acarrean estas contribuciones, hechos
             dueños de sus tierras y de los frutos que producen, con tranquilidad y sosiego.

                     Estas y otras expresiones irritantes que vertió en la pregunta, conmo-
             vieron la quietud de Su Merced; y omitiéndolas por no faltar á la moderacion
             que caracteriza de prudentes á los jueces, escuso estenderlas, mas no el recon-
             venirle. Porque, abusando de la piadosa intencion de su Rey y Señor natural,
             todo dedicado á derramar gracias, indultos y favores en beneficio de la mi-
             serable condicion de los indios, como lo tocaron sus padres por experiencia,
             sin faltarles á ellos en el dia comprobante que se lo acredite, pues se les ha
             convidado repetidas veces con los expedidos por Su Alteza, afianzándoles su
             real palabra, el perdon de tanto exceso, desentendiéndose en mucha parte de
             las atrocidades, muertes y robos con que han agraviado á la misma naturaleza,


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