Page 720 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
                                                                         Inicio de la rebelión
                    Este maldito y viciado reparto nos ha puesto en este estado de morir
            tan deplorable con su inmenso exceso. Allá á los principios por carecer nues-
            tras provincias de jéneros de Castilla y de la tierra, por la escasez de los be-
            neficios conducentes, permitió S. M. á los correjidores una cierta cuantía con
            nombre de tarifa para cada capital, y que se aprovecharan sus respectivos na-
            turales, tomándolos voluntarios, lo preciso para su aliño en el precio del lugar;
            y por que habia diferencia en sus valuaciones, se asentó precio determinado,
            para que no hubiese socapa en cuanto á las reales alcabalas. Esta valuacion
            primera la han continuado hasta ahora, cuando de muchos tiempos á esta
            parte tenemos las cosas muy baratas. De suerte que los géneros de Castilla que
            han cojido por monton, y lo mas ordinario, que están á dos ó tres pesos, nos
            amontonan con violencia por diez ó doce pesos: el cuchillo de marca menor
            que cuesta un real, nos dan por un peso: la libra de fierro mas ruin á peso: la
            bayeta de la tierra de cualquiera color que sea, no pasa de dos reales, y ellos
            nos la dan á peso. Fuera de esto nos botan alfileres, agujas de Cambray, pol-
            vos azules, barajas, anteojos, estampitas, y otras ridiculeces como estas. A los
            que somos algo acomodados, nos botan fondos, terciopelos, medias de seda,
            encajes, hevillas, ruan en lugar de olanes y cambrayes, como si nosotros los
            indios usáramos estas modas españolas, y luego en unos precios exorbitantes,
            que cuando llevamos á vender, no volvemos á recojer la veintena parte de lo
            que hemos de pagar al fin: al fin si nos dieran tiempo y treguas para su cumpli-
            miento, fuera soportable en alguna manera este trabajo; porque luego que nos
            acaban de repartir, aseguran nuestras personas, mujeres, hijos y ganados, pri-
            vándonos de la libertad para el manejo. De este modo desamparamos nuestras
            casas, familias, mujeres é hijos, y obligadas de necesidad se hacen prostitu-
            tas; de donde nacen los divorcios, amancebamientos públicos, destruccion de
            nuestras familias y pueblos, por andar nosotros desertados, y luego se atrasan
            nuestros reales tributos, porque no hay de donde ni como podamos satisfacer.

                    Pase vista US. á los informes hechos por los Illmos. SS. Dr. D. Grega-
            rio Francisco Campos, Obispo de la Paz, Dr. D. Manuel Gerónimo Romani,
            Dr. D. Agustin Gorrochátegui, Obispos del Cuzco; los Cabildos de Arequipa,
            Paz, Cuzco; cabildos eclesiásticos, Prelados, Relijiones; los de los Curas Dr. D.
            Manuel Arroyo, Dr. D. Ignacio Castro y otros señores de este Obispado, y lle-
            gará á ver US. tanta iniquidad, que no solo se escandalizará, sino que verterá
            lágrimas de compasion de oir tanto estrago y ruina de las provincias.




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