Page 659 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            que los Españoles criollos y Señoras a quienes perdonaban la vida, vistiesen
            el trage indiano. Después viendo los Yndios que eran mas que los Cholos in-
            tentaron matarlos para quitarles lo robado, y por buen convenio les dieron 25
            mil pesos para que se fuesen a sus Pueblos, y aunque salieron fuera dando a
            entender que se iban, no se consiguio esto, y volviendo con mas fuerza a la Vi-
            lla, entraron en las Casas pidiendo Coca, aguardiente y plata, con la amenaza
            de que si no se les daban, los matarían. En efecto se les dio lo que pidieron, y
            por la noche repitieron otra vez el saqueo de las Casas.

                    El dia 15 mando el Justicia Mayor que los Cholos armados desalojasen
            a los Yndios, como lo consiguieron con muerte de tres.

                    El 16 entro en la Villa Dn. Juan de Dios Rodriguez que vino con seis
            Caciques habiendo antes contenido a mas de 30 mil Yndios que intentaban
            reducirla a cenizas, y tomo el arbitrio de llevar a los Caciques al Cabildo y sa-
            carlos con muchos vitores en señal de posesión y se bolvieron muy contentos a
            sujetar a sus Yndios. El mismo dia se trató de recojer lo robado, por los cholos,
            y bolviendose a insolentar, se les dexaron sus presas. Los caudales que havia en
            las Caxas Reales los han reservado diciendo que los dexaban a la disposicion
            de su Rey Tupac Amaru. De este dictamen fueron todos aquellos que seguian
            su partido; pero los que no se havian resuelto aun, y encontraron en la busca
            de los Chapetones a los Oficiales Reales, los llevaron a la Caxa Real, y con
            grande insolencia les mandaron que al momento les dieren 10 mil pesos por
            ser aquella plata suya de su sudor y trabajo, y que despues volberian por lo que
            quedaba. Parrilla que era uno de los Oficiales Reales estaba medio muerto por
            algunas pedradas que recibió en el combate, y no se podia tener en pie. Don
            Pedro que era el otro Oficial Real aunque no estaba herido, temblaba de miedo
            como azogado, y por tanto no pudieron menos que darles el dinero pedido.
            A este infeliz estado queda reducida la gran Villa de Oruro. Sus moradores se
            hallan en la mayor miseria de necesidad. Las señoras, y demas gente blanca
            sirviendo como esclavas a los Yndios que en gran numero inundan sus Cam-
            pos con la codicia del robo.

                    En quanto a los muertos de una y otra parte no se puede puntualizar
            su numero fixo; pero lo cierto es que entre los muchos Españoles que fallecie-
            ron se cuentan los siguientes: Don José de Endeyza, Dn. Juan Blanco Cruz,
            Dn. Miguel Fernandez de Salinas, Dn. Francisco Palazuelos, Don Josef Lavrar,
            Dn. Pedro Lagraba. Don Josef Joaquin de Arregui, Dn. Manuel Bustamante,


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