Page 657 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
malicia. Fueronse los primeros y treparon al Cerrito que está a espaldas de
la Yglesia de Santo Domingo: empezaron alli a tocar cornetas y Caxas, y con
grande algazara combocaban a los Yndios de las Minas, y de la Rancheria,
con cuya demostracion se les agregó un numero crecido de ellos. Viendo el
Corregidor y los demas Vecinos esta demostracion, procuraron embiar Sacer-
dotes que los aquietasen y amonestasen para que volbiesen al Quartel; pero
nada menos que esto se pudo conseguir. Ultimamente se determinó el que
los Chapetones que compondrian el numero de 40 con algunos Negros, y los
restantes Cholos del Quartel (viendose que el movimiento se aumentaba por
instantes) pasaron a contenerlos; pero luego que los Cholos lograron salir con
las armas del Quartel, se fueron todos a juntar con los tumultuados, con cuyo
hecho quedaron los pocos chapetones, y Negros solos, escapandose tambien
los mas de estos últimos o fuese por miedo, o por advertencia de sus Amos.
Aumentando considerablemente el numero de los Cholos rebeldes
con los Yndios de las rancherias, y aun con la chusma de las mugeres que ellas
mismas acarreaban piedras para proveer a sus Maridos, resolvieron bajar del
Cerrito, como lo hicieron precipitadamente, y visto por los Chapetones que
empezaba la pelea contra ellos por la lluvia de piedras que les tiraron los Yn-
dios honderos, se retiraron a la Plazuela que llaman del Regocijo donde tenian
hecho su Fuerte, y guardados sus caudales en las casas de torres. Procuraron
los nuestros defender aquel Puesto con arrogancia y valor de modo que duro
la batalla casi toda la noche; pero faltandoles la municion que se les acabó,
se rindieron a la multitud, y procuraron algunos ponerse en salvo antes que
amaneciese.
Vista por los Cholos la resistencia de los pocos Españoles, incendia-
ron la Casa por las cuatro partes para acabar con ellos; y para que ninguno
escapase, se pusieron en las puertas con sus Lanzas cruzadas atravesando a
quantos salian obligados del fuego. Asi acabaron los miserables que ganaron
aquella casa. En ella estaba depositado el caudal del infeliz Endeiza, de Blanco,
de Salta, de la Gravia, de Pavia, de un mercader Salinas, y de otros varios, el
que pasaba de 500 mil pesos en barras, oro, y moneda, todo lo qual saquearon
y, repartieron entre cholos y los Yndios. Luego pasaron a la tienda de Panta-
leon, y la robaron toda: y aun en el dia 11 Domingo prosiguieron en sus robos,
e iniquidades, persiguiendo y matando a los pobres Chapetones que eran el
blanco de sus iras. Aquella manana sacaron al desgraciado Pavia de debajo de
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