Page 597 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    (Al margen: Certificación).
                    El Doctor Don Miguel Martínez, cura propio y vicario de la doctrina
            de Ñuñoa y Santa Rosa, respondiendo al exorto que se me ha hecho por el
            señor General Don Lorenzo Zata y Zuhiria, Corregidor y Justicia mayor por
            Su Majestad de la provincia de Azángaro y Juez Comisionado para el arreglo
            de las reales alcabalas de la provincia de Lampa, Carabaya y dicha de Azánga-
            ro digo: Que en debida forma presento la carta que me remitió el Licenciado
            Don Eugenio de Silva, clérigo presbítero su fecha Sicuani trece de setecientos
            ochenta años, y que asimismo certifico en cuanto puedo y me es facultativo
            como ayer martes catorce del mismo mes, vino a mi casa Don Santiago Bola-
            ños, europeo y me dijo había asistido en el pueblo de Tungasuca a la muerte
            de horca que se le dio al General Don Antonio Arriaga y que fue convocado
            en nombre del mismo finado como también a los demás españoles, mestizos
            e indios, para que todos pena de la vida se juntasen en dicho Tungasuca y que
            esto había de ser a deshoras. Y respecto de que creyeron como hasta ahora lo
            creen, que fuese orden cierta y que venía en nombre de Su Majestad el Rey
            nuestro señor, pasaron todos a obedecer y que lo mismo hicieron los demás
            pueblos de la provincia y que el día siguiente los convocaron a la plaza, adonde
            vio una horca y que de allí los pusieron en circuito y lo mismo hicieron los in-
            dios en cuatro filas y que de estos habría en el tumulto sobre cuatro mil indios,
            todos con hondas en mano. Y que estando él y todos los demás admirados vio
            a Don José Tupa Amaro con otros dos que no conoció y que luego en nombre
            del Rey nuestro señor, se promulgó la sentencia de muerte, relatando que ésta
            se hacía por dañino y tirano, que se asolase los obrajes, se quitasen mitas de
            Potosí, alcabalas aduana, repartimientos y que los indios quedasen en libertad
            y en unión y armonía con los criollos, pues, de lo contrario serían castigados
            y que concluido este auto, sacaron al cadalso al dicho Corregidor y lo vio ex-
            pirar. Igualmente certifico que hoy día de la fecha, llegó el correo que pasa de
            Lima a Potosí, llamado Mariano Gómez, quien me contó que en el pueblo de
            Quiquijana se encontró con el referido Don José Tupa Amaro que bajó con
            cuatro mil y más indios, fuera de otros tantos que se decía había por los cerros,
            que lo tuvo preso cerca de un día y que por último le dio libre pasaje; que vio
            quemada la cárcel de dicho Quiquijana, que saquearon la casa del Corregidor
            de Quispicanche y que todos sus bienes los repartieron a los indios y que la
            plata sellada la cogió para sí, diciendo era para ayuda de gastos y que el mismo
            le preguntó qué novedades había por el Cuzco y que si habían ahorcado al



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