Page 417 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            a remitirlos con dos motivos: el primero por que falta de superior orden que
            yo no lo creo inconveniente en las presentes circunstancias; y el segundo por
            temor de que con este fuego, renazcan en aquella las cenizas del pasado. Tén-
            gole expuesto sobre el particular, cuanto me ha parecido conveniente como
            constará de los documentos que remitiré al presente si las circunstancias se
            conformaren con mis deseos, pero sólo en un país que me es enteramente des-
            conocido, en que la esterilidad del tiempo ha hecho escasear, tanto los víveres,
            que sus habitantes se ven en la dura necesidad de alimentarse de raíces de cuya
            anterior excusa nace también no poderse servir de las caballerías y otras cala-
            midades consiguientes a esta, me veo sofocado y sin consuelo al contemplar
            son inútiles los eficaces deseos que me poseen de acudir con el remedio a un
            daño que de no cortarlo brevemente puede acarrear las más funestas conse-
            cuencias al estado. En cuyos términos para hacer de remediar en algún modo
            estos defectos, necesito tener en movimiento el cuerpo y el espíritu, sin poder
            distraerme, ni haberme distraído, aún para dar parte a Vuestra Excelencia.
            También conservo en mi poder varios edictos que he interceptado, dirigidos
            a estas provincias en que se mandaba arrestar por el rebelde nuestras perso-
            nas, embargando nuestros bienes, como podrá Vuestra Excelencia ver por el
            adjunto testimonio que remite el Corregidor de Azángaro, siendo iguales los
            que en mí reservo por todos los comprinapios de este caso se deja bien inferir
            la depravada idea de este aleve dirigida a erigirse en soberano, atrayéndose
            los corazones de estos miserables indios y aún los de algunos españoles con
            el dulce cebo de la libertad en no pagar tributos, alcabalas, repartos, mitas y
            otras pensiones, que componen las rentas de Su Majestad. Creo que todo lo
            expuesto es suficiente causa para conocer la poca idea que a la majestad tie-
            nen estas gentes. Si atendemos a que un miserable indio tan escaso de talento
            como de bienes de fortuna sea traído con solo sus débiles expresiones todos
            los españoles e indios de cuasi de dos provincias y sin duda arrastraría con
            todas las que restan, sino se acudiera con los mas eficaces remedios a cortar de
            raíz el fuego: se ha interrumpido esta carta una infinidad de veces con varias
            noticias y llegadas de algunos sujetos entre ellos un primo del rebelde, comi-
            sionado para fijar varios edictos en las puertas de los templos. Voy a tomarle
            declaración y sustanciarle su causa e imponerle la pena que merece su delito.
            Yo no he acercado mis gentes al ejército del rebelde, hasta tener cuerpo sufi-
            ciente para rechazarlo, creyendo no resulta ningún útil al Rey ni a la patria en
            verificar con evidencia una porción de gente que seguramente no eran bastantes



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