Page 382 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            triste acaecimiento ocurrieron algunas cosas dignas de notar: primera, el ban-
            do que publicó Tupa Amaro en medio del combate por el cementerio, sobre
            que se le rindiesen todos los criollos, porque en virtud del orden del Rey y co-
            misión secreta del Señor Visitador y lastimoso estado de estas provincias, iba
            a extinguir pechos, repartimientos y europeos, dejándolos unicamente con el
            gravamen del tributo; y aún éste moderado, aún casi cincuenta por ciento me-
            nos; segunda, que la gente que vendría con el indio rebelde pasaría de veinte
            mil según el cómputo mas juicioso, de indios, y trescientos a cuatrocientos
            mestizos, esto es, sin la gente que quedaría en Tungasuca custodiando su casa
            y tres europeos que tiene presos; tercera, que todos los pueblos por donde
            transitó el declarante, extraviando los caminos, a saber, Acomayo, Papre, Pafre
            y Pirque, están conmovidos;·y en Papre vió el declarante, que el cacique de
            Rontoca, Don Félix Olarte, que en el combate estuvo a favor del rebelde, sin
            embargo de ser español y criollo, los indios de dicho pueblo, sin otro motivo
            que el tener la cara blanca con conocimiento de quien era lo apedrearon hasta
            matarlo; y queriendo el declarante por un efecto de caridad defenderlo, hubo
            de exponerse a igual fracaso; cuarta, que a varios caciques de los referidos
            pueblos, por haberse venido prófugos a esta ciudad, a dar noticia de las seduc-
            ciones con que por cartas y edictos los precisa dicho Tupa Amaro a seguir su
            partido, los ha depuesto poniendo otros en su lugar. Y que esta es la verdad
            de todo lo acaecido y le consta como a testigo de vista lo que firma bajo del
            juramento que fecho tiene, en que se ratifica y siendole leída esta declaración,
            dijo, no tener que añadir, ni quitar y lo firmó con su Señoría Ilustrísima, de
            que doy fe.— Juan Manuel Obispo del Cuzco.— Juan de Mollinedo.— Ante
            mí, Doctor José Domingo de Frias, Secretario.—


                    (Al margen: Carta del rebelde a Su Ilustrísima)
                    Ilustrísimo Señor Doctor Don Juan Manuel Moscoso y Peralta. Siendo
            mi primer cuidado la salud de Vuestra Señoría Ilustrísima, pongo por primera
            diligencia de esta, la solicitud de ella deseándosela muy cumplida y ofreciendo
            a su disposición la actual que disfruto para emplearla en el ejercicio de sus
            órdenes. El anhelo grande que me acompaña en servicio de Dios y bien pú-
            blico, me precisa a encargar a Vuestra Señoría Ilustrísima reponga en toda su
            Diócesis a los curas propios de sus doctrinas, para el mejor cumplimiento del
            Ministerio que deben ejercer y para lo que están y estuvieron destinados. Los
            inconvenientes que persuaden a la estabilidad de dichos curas en su doctrina,



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