Page 600 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
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            Cabildo de esta Ciudad; lo cual es capaz de fomentar mucho las preocupacio-
            nes de estos naturales  con grave perjuicio del Estado.
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                    Tío y sobrino se mantuvieron aquí desde entonces en la mayor liber-
            tad, con no poco recelo de los juiciosos de que estén intrigando algunas nue-
            vas inquietudes, para cuando se retiren las tropas a Lima, que aseguran será
            breve. persuadido el Gobierno a que ya todo está acabado. El Diego, espe-
            cialmente, se sabe de cierto que hace algunas juntas nocturnas de personas
            sospechosas, y está hospedado en Casa del Doctor Isunza, eclesiástico que se
            halla muy sindicado de infiel. La cosa que se hace dos veces, pocas se yerra, y
            si estos traidores vuelven a levantar armas contra el Rey (como debe temerse
            si no se arranca de raíz esta cizaña), yo aseguro que acierten el tiro: porque
            tomarán mejor las medidas para apoderarse del Reino, y sacrificarnos a todos
            los que nos consideran opuestos a sus sacrílegas ideas.
                    Ya conocerá Vuestra Señoría que esta indecorosa contemplación hacia
            los rebeldes, y la excesiva humanidad con que han sido y son tratados del Go-
            bierno y de nuestra tropas, es la causa de que haya durado tanto la pacificación
            de estas Provincias, y de que todavía no se haya conseguido aquella tranquili-
            dad que antes se disfrutaba, la cual con dificultad se volverá a conseguir. En el
            Virreinato de Buenos Aires se han tomado arbitrios más acertados para ello,
            porque conociendo mejor que acá el carácter de los indios, les han dado poco
            cuartel el Señor Flores, Segurola y Reseguín; quienes hubo día que pasaron a
            cuchillo multitud de ellos, y así se han hecho respetables las armas del Rey por
            allá; de tal modo que sólo el nombre de los Jefes les causa pánico terror a aque-
            llos naturales, al mismo tiempo que acá se muestran cada día más insolentes y
            atrevidos.
                    Finalmente: todos dicen (no lo digo yo) que este Ilustrísimo Obispo
            fué el verdadero homicida de Don Antonio de Arriaga y autor de la Rebe-
            lión, como también que tiene escandalizada esta Ciudad y todo el Reino; y lo
            que todos dicen, algo es y merece algún ascenso porque aunque no siempre
            sea voz de Dios la del Pueblo, muchas veces se ha estimado justamente así.
            Lo cierto es que el espíritu sanguinario y de insubordinación que respira Su
            Ilustrísima, no puede estar más manifiesto. El le dijo al Coronel Don Isidro
            Guisasola (vecino respetable de esta Ciudad) hablando de las controversias
            que tuvo Don Tiburcio de Landa, siendo Gobernador de Paucartambo, con el
            Ilustrísimo Señor Gorrichategui, su antecesor, que si con él las hubiera tenido,





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