Page 52 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
                                                             Representación de la ciudad del Cuzco
                    18.  Es comprobante de este terror y de la calificada lealtad de estos na-
            turales, la impresion que les hacen de que es verdadero órden y voluntad de V.
            M., por lo que dicen generalmente los indios cuando los llevan al repartimien-
            to, que van á hacer la obediencia á su rey que así lo manda; y volviendo en
            su acuerdo y razon, de que no carecen, dicen luégo: ¿no fuera mejor que nos
            duplicasen el tributo de ocho pesos al año, que por fin era para nuestro rey, y
            no para este tirano corregidor? ¡Qué clamor tan fiel y qué mal correspondido
            por unos ministros de un monarca tan piadoso y católico como V.M.!
                    19.  No queda exento de este gravámen el hacendado más distinguido,
            ni el sacerdote secular ó regular más reverente que tenga conexion en los pue-
            blos, porque cuando por sí no saquen efectos al corregidor que se disfraza con
            título de obsequio, llaman á sus mayordomos y á los indios yanacones de sus
            haciendas, aunque sean de religiones, y los reparten al doble, para que preci-
            samente la paga caiga en el amo, y si éste hace alguna defensa, se le suponen
            causas, y se le siguen hasta que se sujeta á la vil correspondencia de este pecho,
            con lo que quedan desvanecidos los autos.
                    20.  La improporción con que se reparten los efectos, sin guardar regu-
            laridad en la especie de ellos, y la clase de gente á quien los dan, es uno de los
            grandes absurdos que cometen porque cuando á los españoles y mestizos les
            diesen, contra su voluntad, paños de Castilla y de Quito, bayetas, sempiternas,
            bretañas, géneros de seda y brocados, hilo, agujas y mercería, con otras cosas
            inútiles, que de todo esto reparten los corregidores contra el permiso, toda-
            vía se pudiera decir que les daban cosas de que podrian usar; pero dar estas
            mismas especies á los indios, y otras más despreciables y ajenas en el todo de
            aplicacion á ningun uso suyo, es temeraria crueldad y abominable estilo pues
            siendo su comun vestido el de codellate y bayeta de la tierra, sin camisa, ni el
            uso de las medias, ¿ de qué les pueden servir los terciopelos, las persianas, los
            cambrayes, ni los montones de medias de mujer, ni la calceta á quien no usa
            zapatos, cintas, muchas navajitas, lancetas, cajetas y botones de similor? ¿son
            estas especies á propósito para su consumo, ni les dan habilitacion para el
            trabajo y labor de sus tierras? Que es todo el fin de la Real intención de V. M.,
            pues todo es contra su ajustado órden, que está declarado en sus Reales in-
            tenciones; y tan léjos están de servirle de alivio, que es sólo buscar medio á su
            destruccion, y son infinitas las resultas de los agravios que les ocasionan, ha-
            biendo de cobrarles su valor en el de sus apreciables bienes y ganados, ó en el
            personal trabajo, con un sinnúmero de desdichas que se irán expresando; y es



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