Page 56 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Representación de la ciudad del Cuzco
más repartimientos, y salió alegre por las calles, publicando haber logrado su
libertad con la pérdida de sus bienes.
30. Entró á servir el oficio de corregidor en otra provincia cercana á
la misma ciudad, un sujeto que contrajo matrimonio al tiempo de su ingreso,
y le dieron en dote los retazos y cabos de un almacen, subiéndole tan excesi-
vamente el precio, que las cintas de valor de un real se las dieron á un peso;
los sombreros ordinarios de valor de cuatro reales y medio, se los figuraron de
castor al precio de nueve pesos, y así las demás especies; y siguiendo este co-
rregidor la opinion de recargar sus efectos para repartir un ciento por ciento,
lo hizo así; con que se hicieron las cintas á dos pesos y los sombreros á diez y
ocho, y por esta regla todos los demas géneros. Alteráronse los provincianos,
y llegó á levantarse uno de sus pueblos, que costó mucho trabajo su reduccion;
pero habiendo ocurrido al Virey de Lima con sus quejas, se mandaron recoger
los efectos repartidos á tiempo que falleció el dicho corregidor, y los practi-
caron los jueces nombrados; y es digno de atenderse á sus resultas, pues éstas
fueron las de que, haciéndose cúmulo de los efectos recogidos y sacado al
remate por las deudas que contra sí tenía el corregidor, importando en el su-
puesto valor más de 150.000 pesos, no llegaron á 400 pesos en subastacion.
Considérese aquí el engaño á que se procedió y la interminable suma de per-
juicios á los provincianos que no ocurrieron con sus quejas, y pagaron lo caro
é inútil del efecto que consumieron ó votaron.
31. A otro corregidor se le quemó el almacén donde tenía los efectos
que habia de repartir, y quedando éstos muy dañados del fuego, los repartió
como buenos, y sucedió que á un provinciano le dieron unas varas de calama-
co que no necesitaba, y llegaron á importarle cien pesos, por lo que fué pagan-
do hasta noventa pesos, y restando solo diez pesos, le propuso al corregidor le
admitiese el mismo efecto que le habia repartido, que le guardaba en su poder,
y le respondió se le recibiria por la mitad del precio, con lo que fué a su casa,
lo acabó de pagar y lo quemó.
32. Un corregidor llevó próximamente á su provincia una cantidad
grande de rosarios de piedra bruta, y no hallando medio de salir de ellos,
reconoció que en aquel paraje padecen los asistentes de paperas, que llaman
cotos, y dispuso repartir los rosarios suponiendo que eran contra aquel pade-
cimiento, y los vendió á doce reales cada uno; hallábase tambien con muchos
tafetanes negros, podridos é inservibles, y advirtió que habiendo de formarse
la milicia de aquella provincia, hubiesen los soldados de usar corbatas negras,
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