Page 57 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            por lo que les vendió al excesivo precio de cuatro pesos vara dichos tafetanes
            sencillos inservibles que tenía, y tambien muchos sombreros negros de la tie-
            rra que tenía, con franjitas de plata, ménos de dos dedos de ancho, á cincuenta
            pesos, cuando su intrínseco valor llegaria lo más á cinco pesos, y así armó las
            milicias de cojos, mancos y viejos.
                    33.  Es notable y auténtico el caso de haberse ausentado un indio de su
            casa, dejando á su mujer con cuatro hijos, y para su alimento una sola vaca,
            con cuya leche y requeson lo pasaban estos infelices; mandó un corregidor se
            la quitasen para hacer cecina (cuya granjería, comprándola por cuatro pesos;
            producia lo menos doce), y exclamando la india quedaría con sus hijos á pe-
            recer, se la despreció su clamor y mataron á la vaca; echóse la pobre sobre ella,
            juzgando darle la vida con sus ruegos y llantos; pero rindió el suyo al dolor, y
            quedaron huérfanos sus hijos.
                    34.  En otra provincia de esta misma jurisdiccion se hizo repartimien-
            to de géneros inútiles á los indios de un pequeño pueblo, de cuyo importe les
            cobraron alguna parte, quitándoles sus ganados y sementeras, por lo que se
            retiraron á una quebrada distante, donde hicieron sus siembras, y habiendo
            tenido noticia de ello el corregidor de su destino, envió á sus cajeros á la co-
            branza de lo que restaban, y llegaron á tiempo de estar recogiendo sus cose-
            chas, con las que cargaron íntegramente; y al ver esta resolucion, exclamaron
            sus mujeres diciendo: que si habian de ver sus hijos en igual trabajo, sería
            mejor que muriesen, y con desesperacion quitaron la vida á dos criaturas sus
            mismos padres, y por su propia necesidad se las comieron.
                    35.  Un corregidor dispuso formar las cárceles de su provincia en las
            partes más húmedas é incómodas, para que sirviese de estímulo á sus deudo-
            res, cuando entrasen en ella para la paga, el temor de la prision; y pareciéndole
            todavía que no la conseguia, usó de la temeridad de introducir culebras, sapos
            y sabandijas, para que, aterrados de esta compañía, solicitasen por sí ó sus
            parientes la paga más pronto, y de esto resultó que se levantase un pueblo para
            matarlo, y refugiado en la iglesia, se salvó; le hubieran muerto dentro de ella,
            si el cura no hubiese arbitrado el que se quemase el libro y cuentas del repar-
            timiento, perdonando el corregidor su importe para no cobrar la falta.
                    36.  Es ya muy comun ejecutar los corregidores las prisiones, extrayen-
            do á los deudores de sus pueblos, pasándolos á otros remotos, publicando que
            de este modo, faltándoles las asistencias de sus parientes solicitarán éstos la
            paga con más prontitud, por verse libres y restituidos á sus casas, siendo tam-



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