Page 510 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
La verdad desnuda
conducirlos a la más brillante fortuna, según su mérito. Pídese respectivamen-
te a la Audiencia de Lima, testimonio de sus determinaciones en la causa de
fuerza, promovida al nivel de las leyes por el Corregidor de Tinta: no se le con-
cede, ni se niega abiertamente; luego, sin temeridad, podemos creer que no
fueron justas. El pretexto con que ha querido honesta la Audiencia este proce-
dimiento ha sido: el no estar determinada la fuerza. Y he aquí otra culpa, re-
sultante de la disculpa; porque habiéndose introducido el recurso por Agosto
de 1780, y habiendo remitido los autos el Eclesiástico, a principios de Octubre
de dicho año, se convence la grave omisión de aquel Tribunal en el despacho
de una causa tan importante y urgente, que debió hacerse lugar entre todas
por su naturaleza y circunstancias. Creyeron sin duda (y yo también lo creí)
que no se encontrasen los autos de la materia; pero Dios, cuyos juicios son
incomprensibles, los ha puesto en mis manos originales; acaso para propor-
cionar, con altísima providencia, la justificación de aquel inocente ministro
vuestro, tan perseguido por la justicia. Y los tengo y tendré bien custodiados,
hasta la resolución de este grande asunto que es la espectación de las gentes en
el día.
22.-Al capítulo 24 del mismo informe número 1° se apuntó, que con
los documentos referidos, encaminó el Corregidor, por mi mano, a vuestro
Virrey una representación reservada, delatando la complicidad de este Obispo
Reverendo en la sublevación maquinada en esta Ciudad a principios del año
próximo. Mas por no tener su copia en Lima, sólo se dió una pequeña idea de
los fundamentos de ella, que yo conservaba en la memoria por haberla escrito.
Entre los papeles de mi tío se ha encontrado un tanto de aquella representa-
ción, y lo dirijo a Vuestra Alteza, señalando con el número 7. Léanse, Señor,
con atención sus expresiones, y se reconocerá que Don Antonio de Arriaga, ni
pudo hablar con más valentía ni con mayor claridad, impulsado únicamente
de su celo, como lo asentó en el exordio. Y también que anunció con exactitud
y proligidad las desgracias que con tanto dolor estamos experimentando, y las
que todavía nos amenazan.
23.-Porque ¿qué otro sentido se les puede dar (sin preocupación o
parcialidad) a aquellas cláusulas del informe: «Y en una palabra... según el
modo de pensar de este Reverendo Obispo y sus súbditos son temibles las más
fatales consecuencias, si no se aplican los más específicos remedios, contra una
dolencia que ya aparece incurable?» Y a aquellas con que concluyó pidiendo
al Virrey que le disculpara cualquier ardimiento que notara en su expresión:
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