Page 513 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            expresión que me llenó de dolor. Lo primero: porque denotaba claramente el
            terreno que ya tenía ganado el Obispo. Lo segundo: porque en aquella frase se
            envolvía la mayor injuria hacia Don Antonio de Arriaga, suponiéndole inve-
            raz y fementido; cuyo agravio no necesita ponderarse para alcanzar su grave-
            dad, y que es el más sensible entre los hombres de honor. Y lo tercero (aun más
            doloroso que todo): porque desde ese fatal momento estimé muy próximo un
            gran trastorno de estas Provincias, aunque no con tanta rapidez y desgracias
            como hemos visto.
                    29.-Este pasaje que presenció solamente mi tío Don Miguel de Arria-
            ga es difícil de documentar, porque no hubo más testigos. No creo que vues-
            tro Visitador General lo niegue; pero por si acaso: juro por lo más sagrado
            de nuestra Religión Santa, que es el Dios verdadero, y esta señal de Cruz (+)
            haber pasado como lo refiero. Y también que habiendo vuelto otro día a infor-
            mar al mismo ministro del desorden y escándalo con que vuestro Provisor de
            este Obispado tenía excomulgado al Corregidor, para que volviese por su cau-
            sa, le signifiqué los distinguidos servicios que había hecho éste a Su Majestad;
            que era hombre amante de la Paz y de la Justicia, y después de manifestarle
            su carácter por menor, concluí diciéndole que a Don Antonio de Arriaga no
            se había de graduar como a los demás Corregidores, porque el Rey le tenía
            concedida la Provincia por vía de compensación de los perjuicios que había
            sufrido, sacrificando generoso su caudal en obsequio de Vuestra Real Persona,
            y como su leal vasallo, en Buenos Aires, para la expedición dirigida contra
            la Colonia del Sacramento el año de 63. Pero menospreciando cuanto llevo
            apuntado, y algo más que le dije, me respondió; que mi tío en su concepto, era
            de los corregidores más inferiores del Reino; que tenía muy ligera la pluma; y
            que se había labrado su ruina, porque (son sus palabras) ya un pariente que
            tenía en Lima el Obispo del Cuzco, le había dirigido copia de la denuncia que
            tenía remitida contra él al Superior Gobierno; y que era consiguiente solicitara
            la vindicación, ocasionando muchos gastos y pesadumbres a Arriaga.
                    30.-Esto no se explicó tan claramente en el informe de 24 de Diciem-
            bre por las razones indicadas, pero se apuntó alguna idea de ello al número
            31; porque el pariente del Obispo no fué otro que Don José Antonio de Borda
            (con quien ha mantenido y mantiene vuestro Visitador General una amistad
            tan estrecha que son inseparables, aun habiéndolo visto ingrato e infidente
            con el Virrey Don Manuel de Guirior); y por eso se dijo que era creíble hubiese
            remitido Borda a vuestro Reverendo Obispo copia, tanto de la acusación del



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