Page 512 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
La verdad desnuda
Farfán; y un suceso muy reciente presta bastante fundamento a la proposi-
ción. El día 30 de Agosto antecedente se celebró en este Palacio Episcopal la
recepción de nuevo Provisor (por muerte de Don Juan Antonio Tristán) con
un espléndido banquete a que asistieron los canónigos de esta Santa Iglesia, y
todos los partidarios del Prelado, concurriendo, como uno de éstos, el aboga-
do Don Julián Capetillo que tiene aquí su residencia, y se halla muy sindica-
do de cómplice en las inquietudes pasadas y presentes de este vecindario por
muy confidente del Obispo. Capetillo es un ingenuo travieso, y de sobremesa
tomando por idea el juego de Mediator, produjo la décima que corre a f... del
documento 9, en la cual hablando con vuestro Reverendo Obispo le dijo así:
Por Rey te llaman, Señor: cuya expresión y las notas con que ha glosado el pú-
blico aquel verso, nos han llenado de cuidados a los fieles vasallos, de nuestro
amable Soberano, que habitamos esta Ciudad; ya por aquel antecedentes que
tenemos, y ya porque según otros posteriores, no será mucho que explicándo-
se así por juego, los traidores reduzcan a veras el pensamiento, dentro de poco
tiempo, si se les presenta oportunidad acomodada.
28.-¿Por cómo se había de atender por los magistrados una acusación
de tanto peso contra el Obispo del Cuzco, que tenía y tiene en Lima un partido
poderoso entre las primeras autoridades? Para persuadir a Vuestra Alteza voy
a referir lo que me pasó con vuestro Visitador General. Luego que llegué a di-
cha Capital, en cumplimiento de las instrucciones que llevaba del Corregidor
(Arriaga) me presenté a aquel ministro manifestándole los autos de la fuerza,
y la delación de que estoy hablando, a fin de que instruído de los excesos de
esta Curia Episcopal contra Vuestra Real Jurisdicción y contra Don Antonio
de Arriaga; como también de las infidentes intrigas que aquí se maquinaban
contra la Majestad y contra el Estado, tomase algún prudente arbitrio con el
Virrey, que lo cortase todo sin estrépito, y se compusiesen las desavenencias
entre los dos Juzgados; con cuya idea le hice árbitro del asunto, asegurándole
sinceramente que el Corregidor no deseaba otra cosa que la paz, y que abrasa-
ría gustoso cualquiera partido que le proporcionara su respeto, como quedase
desagraviada la Jurisdicción Real y su honor. Díjome que le dejara los docu-
mentos para verlos; y habiendo vuelto dos días después me respondió, con
un misterioso laconismo, así: el recurso de fuerza corresponde a la Audiencia
y debe instaurarse en ella, por lo que no puedo mezclarme en el asunto; y como
se desentendiese del informe reservado, le pregunté si le había reconocido,
y me contestó con un desprecio extraordinario: esos son papeles de la Sierra;
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