Page 400 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
                                                                            Estado del Perú
                    ¡Pobres indios y sus insurgentes atrevidos! que por si, por sus grandes
            pecados, malogran el beneficio del indulto general concedido, ni aunque pre-
            tendieran en señal de arrepentimiento, echar el pie fuera del Mundo, como
            Arquímedes, no componen el enredo ni escapan del estrago. Permítame en
            esta ocasión la alta y sabia discreción de Vuestra Señoría Ilustrísima, hacer
            que mi pequeñez, en nombre de la América, tribute las debidas gracias al Ex-
            celentísimo Señor Don Agustín de Jáuregui, que Dios haya y goce su eterna
            venturanza, por la grande piedad y necesidad, con que se dignó conceder el
            indulto general; pues a lo contrario, cuánto ha que le hubiéramos llorado al
            Perú, cadáver sepultado entre los abismos del olvido.
                    El Vicario de Cristo, por haber recibido tanta merced de glorias en el
            Tabor, compelido de su gratitud, se obligó a erigirle tres altares, para retor-
            narle agradecido, con inciensos y sacrificios, como a su benefactor. La ilustre
            ciudad de Atenas también le fabricó en reconocimiento, tantas estatuas en los
            templos, cuantos días tiene el año, para que la memoria de Demetrio, su insig-
            ne valedor, se eternizase por siglos.
                    Esta ilustre, leal y noble América, que ha recibido continuos y singu-
            lares favores de manos de su Excelencia, también le tributa no estatuas en los
            templos del aplauso, sino vivos reconocimientos, con sacrificios y oraciones,
            muchos más que los días del año, colocando cada cual en el altar de su pecho,
            como una propia imagen de Su Excelencia, el indulto concedido, el que no es
            otra cosa sino un breve resumen de bienes y prosperidades, con que a toda
            prisa se ha repuesto este tan vasto Reino. Dádiva es, ciertamente, como de
            príncipe y señor.
                    Al más generoso y norma de la liberalidad, Alejandro Magno, le pidió
            Perilo una dote para sus hijas; mandó el manirroto príncipe le diesen cin-
            cuenta talentos, replicó Perilo que sólo diez eran bastantes. «Está bien -dijo
            Alejandro- que basten sólo diez; esos serán para que Perilo los reciba, no para
            que los dé Alejandro, como Alejandro; porque Alejandro siempre ha de dar
            como Alejandro: Alexander daturus est ut Alexander».  Estaba bien el que Su
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            Excelencia concediese el perdón, a petición de Vuestra Señoría Ilustrísima,
            bajo de tales y tales condiciones, pues era poderoso y lo podía hacer; pero
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            178. Plutar. in Apop. [nota del autor]





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