Page 399 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            hallaban situados en Azángaro;  y con esta feliz nueva, otro que Darío pusie-
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            ron a salvo sus vidas, dieron traslado a los pueblos, sosegáronse los amotina-
            dos; y los leales que cautivos lloraron sus desdichas y opresiones, bajo la cruel
            coyunda de estos faraones, por horas e instantes esperaban su rescate, otro que
            los Santos Padres del Limbo, resolvió Demetrio destruir a Roma, derribar sus
            muros y palacios sobre sus ciudadanos; mas advirtió, (rara cosa) que éstos te-
            nían en su templo una imagen de Palas de manos de Protógenes, y vuelto a sus
            soldados, cuando ya batían intrépidos los muros les dijo: siste miles percatur
            urbi ne percatur imago. 175
                    Iban ya derrotando los nuestros a los enemigos por todas partes, cuan-
            do Vuestra Señoría Ilustrísima, con el indulto general, se interpuso anotician-
            do a todas las tropas circunvecinas se contuvieran, para que no parezca o pa-
            rezca simulación imaginaria la Real Palabra, o imagen del Señor Don Carlos
            II, siste miles parcatur urbi ne percat imago, que en otra ocasión también la
            imagen del César contuvo un atentado.  Con esta voz detuvieron el brazo y
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            perdonarían a todos; se les dió tregua de cuatro meses, no para reincidir, sino
            para reformarse, y volver contritos a pedir perdón; de suerte que si sucede
            lo contrario, acaba todos al filo del insaciable cuchillo,  no porque hubiese
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            faltado de parte del Rey, que es indecible, sino por lo que los indios, con su
            deslealtad, hubiesen dado mérito para ello.
                    Esta tregua fué solamente como una condición o gracia que se les con-
            cedió, para que habiendo después alguna novedad, no alegasen ignorancia:
            así lo hizo Alejandro con una ciudad avanzada, púsole una hacha encendida
            a su vista y le dijo: «puedo vengarme de tí, y no puedes huir de mis armas, ni
            resistir a mis brios; no se os dará más tiempo para nuestra compasión que lo
            que durare esta hacha encendida; mientras dure esta luz, cabe composición; y
            en apagándose, con ella se acabó la piedad».
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            174. Recibió carta el traidor Diego de su coronel Guallpa; éste, a bríos e industrias de don Alonso Chuquimia, se convirtió al Rey de
            España. Entre los dos le dijeron que los esperase si era gente; pues conocían su valor. Viendo que tenia dos valerosos enemigos, Diego
            con su madre, y su mujer, y Mariano y Andrés, quisieron zafar, y los indios de Azángaro los atracaron diciendo, que cómo dejándolos
            en las astas del toro, habian ellos de escapar, que sus mercedes esperarían al Señor Flores para su rescate y libertad. Estando en esta
            contienda y aprieto, llegó el indulto concedido, y serenaron las cosas. Si su Señoría Ilustrísima se retarda alguna cosa, no se cómo les
            hubiera ido a estos traidores. [nota del autor]
            175. Plutarc. Lib. 4.
            176. Crius est imago hec ea subcriptio? (Mar. 22-20).
            177. Estaban las tropas reunidas en su destacamentos alrededor, esperando lo que acaecía, y luego que todos entraron al perdón, se
            movieron y entraron a todos los pueblos. El Señor Inspector pasó hasta Hochacachi, y el Señor Presidente vino hasta Ayaviri: aquí
            fué la mónita de los indios, que a besarle las manos se juntaron de todas las provincias; estaban éstos tan asustados que les pareció ya
            los llamaban al degüello. Los tucumanos, en Hochacachi.cogieron a un cholo parecido a Diego y, por yerro de cuenta, cuasi lo matan.
            [nota del autor]

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