Page 396 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
                                                                            Estado del Perú
            sin temor a la muerte, se arrojaban a las peleas; y aún estando muy mal heri-
            dos, nunca querían invocar el nombre de Jesús, ni confesarse. 163
                    Cercáronle los griegos a Darío, valeroso conquistador de Alejandro el
            Magno, viosé en Sitia en tal aprieto, que no tuvo dónde ni cómo escapar  le
                                                                                  164
            enviaron un atado de dardos, una ave, un pez y un topo, dándole a entender
            que sólo convertido en ave por la región del aire, o en pez por entre las aguas,
            o en topo por entre las entrañas de la tierra, podrá escapar del valor de sus ar-
            mas y de la violencia de sus iras; mas como su fortuna le fué próspera, otro que
            el valeroso Bruto en la ciudad de Mutina, tuvo auxilio y se libertó. Cercados
            estaban ya los indios, por todas partes, por las incontrastables tropas de Lima
            y Buenos Aires, con tal inspección de que o se habían de rendir contritos y en-
            tregar a sus principales insurgentes, o sólo convertidos en ave por los aires, o
            en pez por el agua, o en topo por las entrañas de la tierra, habían de escapar de
            la violencia de sus armas.  Imitaría a Troya, sin duda, este dilatado Imperio,
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            y a Roma, cuando los Emperadores vengativos Tito y Vespaciano la combatie-
            ron, si vuestra Señoría Ilustrísima no da auxilio a tiempo. 166
                    En esta infeliz situación estaban todas las provincias sublevadas, y no
            se podía hallar otro medio, con estos bárbaros incrédulos, que el cruel y pode-
            roso amago del cuchillo; porque lo contrario era dar ciento en la herradura y
            ninguno en el clavo. Mirábase el Collao con este infausto golpe de la fortuna,
            cadáver que viviente y con tal ruin que aún los que hicieron alto, por salvar sus
            vidas, ya no pensaban volver a estos territorios. ¡Oh! qué angustias, tormentos
            y fatigas cercarían el piadoso corazón de Vuestra Señoria ilustrísima de ver que
            ya la Parca ceñía corona, para dominar triunfante en su amado aprisco, quien
            sin más auxilio que su desdicha, ni más favor que su propia muerte, yacía in-
            feliz con su desventura; cuántas veces dolorido repetiría Vuestra Señoría Ilus-
            trísima, juntamente con el Real Profeta, aquellas dolorosas como misteriosas

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            163. El insurgente José Gabriel (Túpac Amaru) los tuvo engañados, diciendo que el que no dijese Jesús, había de resucitar al tercer día;
            y los que (le) invocaban, no. Lo mismo consta en sus autos y sentencias. [nota del autor]
            164. Alex. ab Alexand. lib. 1. [nota del autor]
            165. El Señor Presidente Don Ignacio de Flores, después de dar avance a La Paz, venia ya destrozando todo Sicasica, Pacajes, etc.
            Cuando se publicó el indulto general y desde entonces, sólo pasó con cincuenta hombres no más, ya hasta Ayaviri; y cogiendo su
            derrota por Azangaro, se fué por Mojo o La Paz. Entonces Diego (Túpac Amaro), Mariano (Túpac Amaro) y Andrés (Mendigure) ya
            habían ganado el sagrado del Virreinato de Lima. ¡Pobres si los pesca el Señor Flores! Ni para remedio quedan sus huesos, según los
            deseaba ver, y conocerlos siquiera. [nota del autor]
            166. Azote cruel de los indios fué el Señor Flores; y hasta ahora. oyendo su nombre, le sueñan; pero con el indulto impetrado serenó.
            Todos dicen que cuando el Señor Inspector y el Señor Flores se vieron en Guaicho o Copacabana. Diego estaba muy escondido en
            la. hacienda del Señor Inspector. El Señor Flores hizo cierta disposición, y antes de nada se vino el Señor Inspector. [nota del autor]



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