Page 351 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            cuna del orbe producia el brillante congreso de los Astros: ordenando Dios
            con estos, y el Soberano con sus Senadores un concorde sistema, en que por
            la proporcion que entre si guardan, y por la mutua atraccion de sus luces, se
            situan en el lugar que se les consigna, para seguir (aunque clasurado cada uno
            en turbillon diferente) el movimiento de impulsion general de toda la Maqui-
            na.
                    Si estos son los generales conatos de todo Senado Regio, V. A. tiene
            otros especiales; representarnos a un Rey como el que aqui lo ha establecido;
            y representarnoslo en estas remotisimas distancias. Es empeño de V.A. re-
            presentarnos no á un Rey de los muchos que ocupan sin esplendor las planas
            de la Historia, y dexan vacios obscuros en los Anales; no á un Rey que haya
            sido la calamidad de sus Estados ó el azote de la humanidad; sino a un Rey
            Augusto, que aunque exercitado desde su lozana Juventud en las Armas alla en
            el famoso campo que le ofrecio la Italia, sabe posponer las victorias que solo
            lisonjean la vanidad, a la tranquilidad publica vigoroso nervio de la prosperi-
            dad de un Reino: que se ensayó en la gloriosa posesion de otra ilustre aunque
            inferior Monarquia, como para hazer el tirocinio y adestrarse al gobierno de
            la vistisima que hoy haze honor de obedecerlo: a un Rey que se esmera en la
            Legislacion mas sabia, que corrige desordenes, proscribe abusos, reprime la
            licencia, y acobarda a la osadia: que mira a la Religion como a insuperable
            baluarte de la Monarquia, y la sostiene en la uniformidad necesaria, para que
            no se exponga a inconstancias en su culto: a un Rey que no usa de su Suprema
            independencia en la tierra, sino aliándola con la dependencia humilde del Ar-
            bitro Soberano de las cosas, para afianzar mas la felicidad de los Pueblos que
            le ha encargado, el amor que asi se adquiere, y la perpetuidad de su Cetro en
            la Regia Prole que es el renuevo mas digno de su grande Alma.
                    Está tambien V. A. en el empeño de representarlo en estas Regiones,
            que llevan consigo la desgracia de no ver la Persona de su Principe; de no lle-
            nar los corazones de ese interior gozo que derrama en ellos la visible presencia
            de la Magestad. Limitadas siempre a dibuxar en sus espiritus esa grandeza
            solo por lo que de ella propaga la fama, ó por los repetidos efectos de su Real
            beneficencia.
                    Alla en la Europa referiran los Padres a los Hijos, los Hijos a los Nie-
            tos, y estos a toda la descendencia, que España vio en la Persona de nuestro
            Augusto Carlos, un Principe en quien las tres ilustres canales de sangre Goda,
            Austriaca, y Borbonica derivaron quanto los siglos que ya corrieron, aprove-



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