Page 177 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
impetrando licencia para retirarse. Ocupó luégo el coronel D. Matías Baulen
la columna que tenía á su cargo el teniente coronel de ejército D. Manuel de
Villalta, confiándosela el General por el conocimiento que tenía de su buena
conducta, y despues lo acreditó más, en mayores confianzas que notoriamente
fueron sabidas en esta ciudad, hasta darle el particular mando y comandancia
de su brigada, á cuya cabeza fué siempre el mismo General, á que se agre-
gó tambien despues la columna que fué del mando del teniente coronel de
ejército D. Juan Manuel Campero. Siguió el ejército con nuevas disposicio-
nes en busca del enemigo con entera confianza de lograr su triunfo, como lo
consiguió, habiéndole vencido y desbaratado várias numerosas partidas que
ocuparon los tránsitos hasta llegar á batirle en sus trincheras, en que se presu-
mia fortalecido, y sin embargo de la fuga que hizo, fué preso en el pueblo de
Languicon su mujer, dos hijos y muchos de sus capitanes, de que dió pronta
noticia el mariscal de campo al visitador, quien pasó al pueblo de Urcos, has-
ta donde le condujo el mismo General. Pero habiendo hecho mayor retirada
otro hijo del rebelde con su hermano Diego y su sobrino Andres Noguera,
prosiguió el ejército en solicitud de éllos que conservaban estrecho contacto
de secuaces de los valientes indios de las provincias del Callao. El visitador
recibió los reos, y con la tropa conveniente de resguardo los condujo á esta
ciudad, entrando en ella el dia 14 de Abril; y formándose la que guarnecia
esta plaza desde su entrada hasta el cuartel, en el mejor órden y disposicion de
que cuidaron los jefes de su mando; se hicieron éstos cargo de la seguridad de
los calabozos y cuartos en que separadamente se pusieron, distribuyendo su
guardia alternativamente los mismos comandantes Leon, Torrejon y los sar-
gentos mayores Rosas y Villavicencio, á quien subrogó despues D. José Alvaro
Cavero, corregidor de Aimaraes, y todos con un vigilante empeño cumplieron
exactamente con la debida atencion de este importante cuidado, sin que al
mismo tiempo faltasen las guardias que se mantenian en los sitios y puertas
principales de la ciudad, disponiendo el coronel de esta plaza se acuartelasen
todas las noches las compañías de su regimiento de infanteria en las casas de
sus capitanes para que con prontitud se reparase cualquier ocurrente nove-
dad. Sin pérdida de tiempo se encargó el ministro oidor D. Benito de la Mata
Linares de substanciar las causas de tan graves reos, y procediendo de ellas con
la actividad y jucio propio de su distinguida literatura, las concluyó y puso en
estado de pronunciar en ellas el visitador la sentencia de que fueron mere-
cedores tan infames hombres y rebeldes vasallos. Hízose la ejecucion de su
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