Page 147 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            á la una y media de la noche del dia 19 para que se mantuviese en el pueblo de
            San Jerónimo y paraje nombrado Caira, para observar si algunas partidas de
            enemigos se acercaban á esta ciudad, como se tuvo entendido lo intentaba el
            rebelde, y despues se le mandó volver aquí, cuyas órdenes cumplió puntual-
            mente este oficial, manifestando su eficaz empeño y obediencia. Don Manuel
            de Castilla, corregidor de Chilques ó Paruro, aprontó con la mayor presteza
            1.300 hombres, y los puso el dia 19 en los altos que se nominan Ocoruro, para
            pasar á unirse con el corregidor de Quispicanche Cabrera, y noticiosa la junta
            de Guerra de su pérdida, le dió órden para que se retirase á favorecer y guardar
            los pueblos de su provincia, que por ser antemural del rebelde podian ser
            insultados, y que sólo enviase á esta ciudad 100 hombres, como lo ejecutó
            despues con el sargento mayor D. Francisco de Tejada, y con ellos se formó
            la guarnicion del cerro de la fortaleza antigua. Fue muy conveniente aquella
            disposicion, porque luégo acometió el enemigo por várias partes, que defen-
            dió D. Manuel de Castilla con la mejor disposicion, honor y empeño, y lo
            acreditó tambien en muchos y contínuos sucesos, en que triunfó siempre, no
            desamparando su provincia y dejando airosas las Reales armas de V. M., como
            lo habrán informado los jefes y comandantes. Llegaron luégo las dos compa-
            ñías de Pancartambo y Calca, la primera con 100 hombres de gente escogida
            y util, armada de escopetas, espadas y rejones, al cargo del gobernador de
            aquel partido D. Pedro Flores Cienfuegos, y al mando del teniente coronel D.
            Pablo de Astele y de su sargento mayor D. Francisco Zelorio, ambos oficiales
            de pundonor, que calificaron despues muchas veces el desempeño de sus de-
            beres, y la segunda de 50 hombres, despachados por el corregidor D. Pedro
            Centeno, al cargo del capitan D. José de Amaros, con pocas. armas; una y otra
            fueron acuarteladas en el cuartel general, y empezaron á servir en turno con
            las demas que estaban en él. Vueltos los 300 hombres del comando que tuvo
            D. Simon Gutierrez, y reincorporados con la demas gente de Orubamba, pa-
            reció conveniente á la junta de Guerra separar 200 para que quedasen en esta
            ciudad, al mando de su teniente coronel D. Isidro Gutierrez y los capitanes D.
            Bartolomé de Figueroa y D. Martin de Garmendia, que fueron vigilantes en el
            cumplimiento de sus obligaciones, y que los 600 restantes regresasen á su pro-
            vincia, donde se consideraban necesarios para la seguridad de ella, que estaba
            amenazada de invasion de los rebeldes, que ya se manifestaban y dejaban ver
            en sus alturas y las de la provincia de Calca, su adyacente, como se descubrió
            poco despues. El teniente coronel de ejército D. Manuel de Villalta, del órden



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