Page 143 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            de milicias de infantería y caballería de la ciudad, en la grande y espaciosa
            casa que fué colegio de los jesuitas expulsos, lo que tomaron á su cargo sus
            coroneles, con el honor y empeño á que están acostumbrados. Nombróse por
            comandante del cuartel al sargento mayor de ejército D. Joaquin de Valcárcel,
            atendiendo á su pericia militar, su actividad y nobles calidades, se pasaron á
            él los doscientos fusiles y cien rejones con la pólvora y balas que se hallaban
            en la sala de armas; se dispusieron rondas y guardias con las avanzadas á los
            caminos y parajes del tránsito por donde aquel rebelde pudiera comunicar sus
            maliciosas ideas, que fué un medio pronto de cortárselas y que no llegasen
            sus cartas y papeles á los indios de esta ciudad y su vulgo, como se consiguió
            asegurando los mensajeros de ellos. Dióse pronta noticia con expreso al Vi-
            rey de Lima y visitador general del reino, pidiéndoles providencias en armas
            y tropa de auxilio, y luégo se despacharon avisos á los corregidores de todas
            las provincias para que reparasen los movimientos de ellas y remitiesen á esta
            capital la gente de guerra que pudiesen, á fin de formar un cuerpo de ejército
            que la defendiese, encargando particularmente al corregidor de la de Lampa
            detuviese el correo de la vereda de Potosí, que debia conducir crecido número
            de caudales para que no se apoderase de ellos el rebelde en el preciso tránsito
            por la de Tinta, cuya pronta y advertida prevencion tuvo el buen efecto de la
            libertad. Nada omitia esta junta en sus contínuas asambleas de cuanto consi-
            deraba conveniente providenciar, y sin guardar términos y horas velaba en su
            expedicion. Fué aceptado en una de las primeras á que se convocó el heroico
            pensamiento del coronel don Miguel Torrejon, de juntar y acuartelar en la
            misma casa que fué de los regulares expatriados, una compañía de los nobles
            indios y caciques de las ocho parroquias de esta ciudad, para que estuviesen
            juntos en ella con las demas compañías que formaban cuartel, evitando así
            la union que tal vez olvidados, de la fidelidad, pudiesen hacer con el rebelde.
            Esta precaucionada prevencion descubrió despues haber sido conveniente, y
            contra la esperanza que concibió el inicuo traidor de tener de su parte á los
            nobles, caciques y demas indios principales de esta ciudad, á quienes se les
            guardó la debida estimacion y dieron pruebas de su fidelidad y amor á V. M.
            Como eran muchas las providencias que se expidieron y órdenes que se daban
            á todos los negocios ocurrentes que necesitaban secreto y cautela, se confió
            por la junta á un vocal de ella, que lo fué el coronel D. Miguel Navarro, cuya
            instruccion era conocida, para con el método debido se formalizasen las ac-
            tuaciones, consultas é informes á la superioridad de Lima, y fué acertada esta



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