Page 370 - José de la Riva Aguero - Vol-1
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Volumen 1
                                                                          Documentos varios
            serán perdidas, ó abandonar su objeto principal en la costa, y corriéndose si
            le fuese ya posible por su derecha y hacia el interior, tomar por línea de ope-
            raciones Oruro, Potosí o Cochabamba: empresa única de recursos, que facili-
            tándole la existencia del mismo país, le pondrá a cubierto su espalda sobre el
            camino a Salta y Buenos-Ayres; pero que tiene contra sí la gravísima falta de
            dejarlo cortado de la capital, y relación alguna con este ejército, en términos
            que ambos se pueden ya considerar independientes en sus operaciones, que
            serán sin la menor conveniencia y armonía entre sí, sino en cuanto se dirigen
            a un mismo objeto: de modo que así como el ejército de la derecha corre sus
            riesgos sólo, porque le ha faltado el del centro, así este sin contacto con aquel
            a quien se ha obligado á que se acomode a las circunstancias, no debe contar
            sino consigo mismo.
                    Si para marchar este ejército en el tiempo y en la ocasión que debió
            hacerlo en relación con aquel, necesitaba llevar al menos cuatro mil hombres
            disponibles, que después de las indispensables bajas, luchando con la estación
            y diversos climas pudiesen comprometerse en un encuentro; no puede ser
            inferior ni igual ya, en el número que hoy se considere necesario para obrar
            aisladamente y con la obligación de cubrir esta capital centro de los recur-
            sos. Pero desgraciadamente a proporción de esta mayor necesidad y cuando el
            sólo objeto de la guerra debía ocupar a Vuestra Excelencia con preferencia a
            cualquiera otro, el ejército en vez de aumentarse ha disminuido considerable-
            mente. La división de Colombia, que hacia una gran de él, se ha separado: los
            batallones del Perú, por un orden natural, sufren bajas, ya sea por deserción
            o por muerte; y como no reciben reemplazos, ni proporcionados a cubrirlas,
            forman una fuerza muy inferior á la que han podido y debido tener. Es tanto
            más notable su decrecimiento, cuanto que es esta la que cuenta el Perú para
            su seguridad, y la que tiene que obrar ofensivamente y contra el torrente con
            que un enemigo orgulloso, si es feliz por el sud, debe caer a sofocar los pocos
            pueblos libres fatigados ya por la continuación de una guerra, que la falta de
            un esfuerzo la hace tan duradera y peligrosa, con detrimento de la opinión
            de todos los militares, á quienes injustamente se atribuye una inacción tan
            criminal, en la que sabe Vuestra Excelencia no tienen parte; porque siempre
            han manifiestado los más vehementes deseos de marchar sobre el enemigo y
            repetir los motivos que los han hecho dignos de la confianza de la patria.
                    No está por cierto en mejor estado la fuerza moral: los cuerpos dis-
            minuídos y desatendidos por Vuestra Excelencia que es el único capaz de



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