Page 591 - Debate Constitucional 1993 - Tomo II
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lla El Salvador, de María Elena Moyano, acudí y  ría un grave error político no hacerlo de esa ma-
                  estuve allí entre los primeros; y recogí el temor y  nera. No quiero discutir los problemas de orden
                  la indignación de quienes estaban allí, asistien-  doctrinario y de orden jurídico que mis colegas
                  do incrédulamente a la vesania que se había aca-  han fundamentado ampliamente acá, pero el
                  bado de cometer contra esta enorme dirigente  tema de orden político sería un gravísimo error
                  popular.                                    no tratarlo.

                  Recogí el relato de cómo habían sucedido las co-  La derrota más importante que ha sufrido Sen-
                  sas. Que se había acercado el grupo de aniquila-  dero Luminoso es la forma cómo ha sido, prime-
                  miento, que le habían dado un tiro en la cabeza,  ro, detenido Abimael Guzmán; segundo, proce-
                  que luego le habían puesto al cuerpo dinamita y  sado, y tercero, sentenciado y hoy purgando con-
                  que lo habían despedazado. En esos momentos  dena. Ésa es la derrota más importante, más gra-
                  sólo quedaban manchas de sangre en las pare-  ve, la que ha empezado a cambiar el sentido de
                  des. El relato decía que se habían recogido par-  la lucha contra la subversión en el país, la que le
                  tes de su cuerpo y que habían sido llevados a la  ha hecho perder la iniciativa estratégica, la que
                  morgue. En un momento surgió la posibilidad  lo ha puesto a la defensiva, la que ha devuelto
                  de que se tratara de otra persona, de otra perua-  confianza a la ciudadanía. Porque ahí se ha de-
                  na, de que no fuera María Elena, porque éstas  mostrado cómo la democracia y sus métodos de
                  eran las condiciones en que se había producido  inteligencia, de respeto, de no violencia, de debi-
                  el atentado, y sólo habían quedado restos de este  dos procesos y de sentencias firmes, seguras y
                  acto criminal.                              enérgicas, son los que van a contribuir a la de-
                                                              rrota de la subversión en el país.
                  Ante esa duda, en mi condición de médico, inme-
                  diatamente me dirigí a la Morgue Central de  Creo que es totalmente falso y demagógico que
                  Lima, para constatar si se trataba o no de ella. A  se pretenda decir que se va a contribuir a la de-
                  lo mejor no era María Elena. He llegado, a horas  rrota de la subversión con la pena de muerte,
                  de la noche, y he ingresado a la Morgue Central  porque —como lo han recordado los colegas— la
                  —conocen muchos este local, con sus caracterís-
                  ticas deprimentes y lóbregas—, y el espectáculo  pena de muerte no se va a aplicar de inmediato,
                                                              pues existe un procedimiento para denunciar el
                  no pudo ser más horrendo, al encontrar, en una
                  mesa, la cabeza separada del cuerpo, una pierna,  Tratado de Costa Rica. Posiblemente, en 1995 se
                  un brazo y un poco de carne quemada. Cómo no  podrá empezar a aplicar la pena de muerte; ¿a
                  sentir indignación, cómo no querer en esos mo-  quiénes?, ¿a los cabecillas?
                  mentos que se acabe esto de una vez por todas.
                  Por supuesto, señor Presidente, que sí, y com-  El señor PRESIDENTE.— Le ruego, doctor,
                  partimos y sentimos esa indignación seguramen-  concluir, por favor.
                  te gran parte de peruanos.
                                                              El señor CASTRO GÓMEZ (MDI).— Creo,
                  Pero, señor Presidente, no se ha sentido la mis-  pues, que es un grave error de orden político el
                  ma indignación cuando a Jesús Oropeza Chonta,  pretender ampliar la pena de muerte en el país,
                  que no tenía absolutamente nada que ver con el  ya que eso va a tener consecuencias para la vida
                  terror, un grupo de malos policías, llevándolo de  democrática de nuestra patria.
                  Puquio a Nazca e Ica, lo sacó de la carretera
                  —iniciados apenas los años de la guerra interna  Gracias, señor Presidente.
                  en el país— y le pusieron un rosario de granadas
                  y lo despedazaron. ¿No ha ocurrido también lo  El señor PRESIDENTE.— Tenemos 20 per-
                  mismo con el estudiante Malpartida, llevado a  sonas inscritas en la lista de oradores. A los se-
                  las arenas de San Bartolo y destrozado y desapa-  ñores congresistas que van a hacer uso de la pa-
                  recido, de quien sólo se encontró su cráneo? ¿No  labra les ruego, por favor, se sirvan utilizar el
                  ha ocurrido casi lo mismo con el estudiante Je-  tiempo de cinco minutos, tal como ha sido acor-
                  sús Castillo Páez? ¿O con el doctor Augusto Zú-  dado, para evitar que el debate se prolongue hasta
                  ñiga, cuando una bomba con la cual se intentó  mañana.
                  asesinarlo le destrozó el brazo? ¿Queremos lega-
                  lizar esta situación de violencia en el país? ¿O,  Tiene la palabra el doctor Humberto Sambuceti.
                  por el contrario, queremos reafirmarnos en que
                  la democracia es superior al terror y que esa su-  El señor SAMBUCETI PEDRAGLIO (FIM).—
                  perioridad es moral, es ética y que justamente es  Gracias por lo de doctor, señor Presidente, señor
                  en ese marco que tenemos que derrotar a la sub-  nomás.
                  versión?
                                                              El señor PRESIDENTE.— Perdón, tiene us-
                  Creo, señor Presidente, con convicción, que se-  ted razón, usted es un señor.



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