Page 413 - Debate Constitucional 1993 - Tomo II
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El señor BARBA CABALLERO (CD). Yo En los Estados Unidos no hay un asunto, por más
quiero comenzar este tema haciéndome la mis- poderoso que sea, que no se confíe a los tribuna-
ma pregunta que quizás todos nos hemos hecho les, y sus sentencias por lo general han sido acep-
aquí. ¿Qué hacer para garantizar un Poder Judi- tadas tanto por el Poder Ejecutivo como por los
cial independiente, imparcial y competente? Evi- grupos de poder con toda normalidad. Es así que
dentemente, yo no tengo una respuesta para esta se ha entendido a la perfección que un Poder
interrogante; pero sí quisiera compartir con el Judicial independiente e imparcial es la mejor
Pleno algunas reflexiones; y quizás luego, algu- garantía para todos. Por supuesto, esto no sería
nas sugerencias. posible si los Estados Unidos no fuese una na-
ción democrática siempre dispuesta a solucionar
Si algo es cierto, señor Presidente, es que la exis- sus conflictos vía la resolución de las sentencias
tencia de un régimen de derecho es algo muy fá- judiciales y también dispuesta a contravenir fren-
cil de comprobar, porque éste no se mide por la te al poder de la razón.
perfección de las normas jurídicas ni tampoco por
las apariencias; en realidad, señor Presidente, un Quienes hemos recorrido ese país tanto como el
régimen de derecho se mide en la práctica y por Perú, tenemos algunas conclusiones, porque no
la forma cómo se enlaza en la vida cotidiana. Eso hemos podido evitar el hacer comparaciones do-
significa básicamente la ausencia de un poder lorosas y, sobre todo, hacernos la pregunta dra-
arbitrario, el respeto a los derechos más funda- mática de siempre: ¿por qué nosotros no pode-
mentales y la sujeción del Estado y sus funciona- mos ser como ellos? Yo, al menos, tengo algunas
rios a los tribunales ordinarios. sugerencias.
Con estos principios se hace la vara con que se En un discurso que ha llegado a ser merecida-
mide a los países que pretenden o que dicen ser mente famoso, decía un juez norteamericano: "a
democráticos, de ahí que no deba extrañarnos menudo me pregunto si no ponemos demasiado
que en ningún país serio del mundo se nos consi- nuestras esperanzas sobre las constituciones,
dere un estado de derecho en el real sentido de sobre las leyes..."
la palabra.
Presidente, por lo general no pido ninguna am-
Los ingleses no tienen una Constitución escrita, pliación, pero me gustaría pedirle al Pleno una
pero nadie podría dudar que su régimen no es ampliación de cinco minutos.
otro que el de un gobierno libre; y es que el res-
peto a los derechos personales y a la ley se hallan El señor PRESIDENTE. Vamos a consultarle
tan profundamente arraigados en ese país, que, al Pleno.
en rigor, no necesitan de una Constitución ni de
un tribunal ni de una ley para que sean efecti- ¿Le podemos ofrecer una ampliación al doctor
vos. Barba de cinco minutos?
En Inglaterra, acotó una vez un observador, "hay Ha amanecido usted con mucha suerte hoy día,
en las costumbres más libertad que en las mis- doctor Barba. Tiene una popularidad avasallante:
mas leyes del pueblo". Y así es, señor Presidente, por unanimidad.
pero Inglaterra es una isla con una cultura ho-
mogénea, con tradiciones muy peculiares, y, El señor BARBA CABALLERO (CD). Bien
por lo mismo, su experiencia, sin duda, es única que haya amanecido con suerte.
e intransferible.
Decía que en un discurso que ha llegado a ser
No sucedió lo mismo en los Estados Unidos, y, merecidamente famoso, un juez norteamericano
por eso, señor Presidente, se vieron en la necesi- decía lo siguiente: "A menudo me pregunto si no
dad de una habilitación más formal de la ley, vía ponemos demasiado nuestras esperanzas sobre
una Constitución, que comenzó garantizando o las constituciones, sobre las leyes y sobre los tri-
reconociendo derechos anteriores y superiores al bunales. Éstas son falsas esperanzas; creedme,
Estado. Y como también quisieron evitarse los son falsas esperanzas. La libertad está en los co-
problemas de un gobierno arbitrario, establecie- razones de los hombres y las mujeres; cuando
ron la separación de poderes entre la nación y muere en ellos, ninguna Constitución, ninguna
los estados; y, finalmente, establecieron la suje- ley, ningún tribunal, la puede salvar". Aquí, en
ción del Estado a los tribunales ordinarios, lo cambio, de lo que se trata no es de que la ley
mismo que quedó garantizado por el poder de muera en nosotros, sino más bien de hacerla re-
los tribunales norteamericanos de revisar todos nacer en nuestros hombres, en nuestro pueblo.
los actos que emerjan de sus respectivos gobier-
nos. Con motivo de este debate, señor Presidente, yo
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