Page 895 - Debate Constitucional 1993 - Tomo I
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El señor OLIVERA VEGA (FIM).— Yo le pre-    no había un solo arbusto, ahí sí había una agri-
                  guntaría, a través de la Presidencia, al ingeniero  cultura tecnificada, ahí sí había destrucción
                  Sotomarino, de quien, por supuesto, no dudo de  ecológica total porque es al arrasamiento.
                  su honorabilidad... Así que, por favor, si es que
                  ha habido alguna reacción por alguna suscepti-  Allí habían especies explotables de madera que
                  bilidad... Él me conoce y sabe del aprecio que le  antes defendían sus habitantes porque eran ha-
                  tengo.                                      bilitados por lo que compran las maderas para
                                                              venderlas. Una vez que se prohibió, por régimen
                  La pregunta es: ¿y cómo es que ha habido la gran  inadecuado, ese tráfico de maderas, en ese mo-
                  inversión en la minería?, ¿cómo es que hay in-  mento no quedó más remedio que la coca.
                  versión en el sector petrolífero? Yo le pregunto:
                  ¿acaso ya se están dando o se han dado en estos  A esto se condena a mi zona y a mi gente: al en-
                  contratos derechos reales?                  vilecimiento por falta de ayuda. Es un mundo
                                                              distinto, porque es alejado, caro, más difícil; un
                  El señor PRESIDENTE.— Puede continuar,      mundo en el que transportarse cuesta mucho
                  señor Sotomarino Chávez.                    más. De Arequipa a Lima se puede venir con unos
                                                              pocos soles; pero desde Iquitos hay que viajar a
                  El señor SOTOMARINO CHÁVEZ (PPC).—          la Capital con muchos dólares, porque de lo con-
                  Hubo contratos-ley que funcionaron como dere-  trario no se puede llegar.
                  chos reales, y por eso se pudo trabajar.
                                                              Por eso, la realidad amazónica es distinta. Se tie-
                  Por ejemplo, ¿cuál es la entraña de nuestro sis-  ne que hacer que esto, que fue una visita de la
                  tema económico? El sistema bancario. ¿De qué  Amazonía al texto constitucional, no sea un sa-
                  se trata? De dinero, el cual se entrega en crédi-  ludo y despedida, sino que perdure, que predo-
                  tos. ¿En qué condiciones? Con garantías. ¿Cuá-  mine. Millones de gentes les van a dar las gra-
                  les? Reales, sino no hay crédito. Por tanto, todo  cias, y poco es lo que les piden; les piden sola-
                  nuestro sistema de tráfico comercial o industrial  mente el allanamiento y unos cuantos principios
                  se basa en la existencia de derechos reales, sin  que para nosotros son muy queridos. En nombre
                  los cuales no habría la posibilidad de que haya  del cariño que nosotros les tenemos, les pedimos
                  crédito; a tal punto que, cuando se discute de que  a ustedes que también nos tengan en cuenta.
                  haya un afianzamiento dudoso, por ejemplo, so-
                  bre propiedad minera, ésta vale en determina-  ¿Qué infraestructura vial tenemos allá? Una mala
                  das condiciones: cuando los precios son tales, las  y costosísima carretera; después, el río. Antes tran-
                  reservas son tales otras y tienen un valor; si los  sitaban sólo botes movidos por remos; ahora los
                  precios se caen, las reservas ya no valen, el dere-  hay con motores fuera de borda y también hay
                  cho real deja de serlo, la garantía real deja de ser  embarcaciones relativamente mayores, pero len-
                  tal y, por tanto, se queda desgarantizado el cré-  tísimas. Trasladarse de un extremo al otro entre
                  dito, lo que crea un tremendo problema.     los ríos Napo y Putumayo, por ejemplo, cuesta un
                                                              mes de viaje; es decir, llegar a un sitio distante a
                  Hasta aquí he defendido los principios en los cua-  sólo ciento cincuenta kilómetros demora un mes,
                  les creo. Ahora hablaré de aquello que yo quiero.  ida y vuelta al Amazonas. Esto no se da en ningu-
                                                              na otra parte, y tiene un costo no solamente en
                  Nosotros hemos visitado la Amazonía. Lo dijo el  dinero, sino en un mes de vida de la persona que
                  señor Jorge Figueroa con cariño. El cariño que  tiene que estar esperando para llegar.
                  uno le tiene a la selva es contagioso. Sólo visi-
                  tándola podemos realmente sentirla y, por tan-  En cuanto a estructura energética, simplemente
                  to, quererla. Eso me pasó en China. Una vez que  no la hay. Solamente existen por todas partes
                  fui a China, llegué prejuiciado por el sistema po-  grupos termoeléctricos porque no había otra
                  lítico comunista, del cual era abiertamente ene-  manera de hacer las cosas. La energía, por tanto,
                  migo. Cuando salí, no pude salir sino con un sen-  es carísima y dependiente de la iniciativa de quien
                  timiento de amor por ese país y por ese pueblo.  necesita producirla.
                  Lo mismo le pasará probablemente a aquellos que
                  vayan a visitar la Amazonía.                Las comunicaciones... ¿Cuáles comunicaciones,
                                                              señor? Antes de que hubiera el avión, una carta
                  Si no se ayuda a la Amazonía, ¿a qué se condena  que venía de cualquier pueblo de Loreto a Lima
                  al habitante amazónico? ¿Sabe a qué, señor Pre-  demoraba, mínimo, cuarenta días en llegar. Yo
                  sidente? Al envilecimiento. Jorge lo dice. Cuan-  me enteré cuarenta días después —y lo digo por-
                  do volamos en un helicóptero desde Pucallpa  que es una historia real— que mi hermano ha-
                  hasta Aguaytía y veíamos miles y miles hectá-  bía muerto, porque ése fue el tiempo que demo-
                  reas de cocales por todos lados, allí donde antes  ró la carta en llegar.



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