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El señor ÁVILA ROJAS (FP).— ... queremos insistir en la problemática de los hospitales.
Para citar, en mi región los hospitales tienen más de 50 años de antigüedad, muchos de
ellos construidos por el recordado expresidente difunto Manuel A. Odría, y de ahí no se
ha hecho obra, por eso es que somos un pueblo olvidado, no solamente en la salud, sino
también en la educación.
Ojalá que ese compromiso que se tuvo en las GORE regionales, en las GORE que hubo
hace poco, se pueda cumplir esa promesa. Pensamos, tenemos la certeza de que se
empiece a atender a nuestra región.
El señor PRESIDENTE (Mario Mantilla Medina).— Muchas gracias, congresista.
El turno es de Peruanos por el Kambio, intervendrá el congresista De Belaunde, por cinco
minutos.
El señor DE BELAUNDE DE CÁRDENAS (PPK).— Gracias, Presidente.
Quisiera tocar un tema de derechos humanos que considero absolutamente fundamental
y que muchas veces escapa de nuestra discusión o de nuestra atención. Me refiero al
tema de salud mental en el país.
Al iniciar la experiencia como presidente de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos
tuve una experiencia muy difícil, una de esas experiencias que te hace interpelar y
cuestionar lo que conoces sobre los seres humanos en esta humanidad. Me refiero a la
visita que hice al Hospital Siquiátrico Víctor Larco Herrera. Un hospital donde más del
80% de personas recluidas no reciben la visita de familiar alguno y cuyos días es
simplemente un permanente estar deambulando por las instalaciones frías del hospital
esperando a que algo pase y algo nunca pasa.
Disculparán la crudeza, colegas, presidente, pero es como si se tratase de un depósito de
seres humanos y es que todavía existe un estigma social en todas las enfermedades
mentales. Cuando alguien tiene a un familiar con una enfermedad física, con cáncer o
alguna enfermedad complicada, inmediatamente se forma en torno a él un círculo de
afecto, de protección y lo que vemos en el país, señor presidente, es que cuando esa
enfermedad es una enfermedad mental, ocurre completamente lo distinto al contrario.
Esas personas son discriminadas, son excluidas y como digo en este caso, son alejadas
de la sociedad y depositadas en un hospital siquiátrico.
El 6.7% de la población en el Perú sufre de depresión; 2 de cada 10 peruanos no reciben
la atención en servicio de salud mental que requiere y se calcula que la brecha de acceso
a los servicios de salud mental oscila entre el 73 y el 93%. A ello hay que sumar que el
modelo de internamiento, el modelo al que representan hospitales siquiátricos como el
Larco Herrera están absolutamente desfasados y lo que existe en el mundo, el consenso,
el paradigma, es el modelo de salud mental comunitaria que es un modelo que estamos
implementando en el país en los últimos años y que hay muy buenos ejemplos tanto en
Loreto como en La Libertad y en otras ciudades del país. Este modelo lo que hace,
presidente, es no excluye, no olvida, sino que incluye, asegura que las personas con
enfermedades mentales se mantengan conectadas con la sociedad, se trabaja con las
familias, con las comunidades, se crean casas de refugio donde las personas tienen una
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