Page 72 - Vida y Obra de Toribio Rodriguez de Mendoza - Vol-1
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Volumen  1
                                                     Descargos del rector del Real Colegio de San Carlos
            agradables, graves y fecundas, comprehensivo de todas las partes de la Filosofía,
            como son Lógica, Metafísica, Física, y Filosofía Moral, qual es el que presento,
            mas como ensayo que como obra perfecta, pero fácil de perfeccionarse.
                    Las qüestiones van numeradas, y deben según el plan de mis ideas,
            numerarse otras tantas pequeñas cédulas de pergamino, de las que puestas y
            revueltas en un cántaro, ó globo hueco, se saquen seis números en otras tantas
            veces, uno en cada vez, ya sea por mano de un niño, ó de uno de los rivales, y
            que cotejados despues con las qüestiones á que corresponden en el Indice, el
            Opositor de turno escoja sin apartarse del sitio, y sin pedir dictamen á otro,
            la qüestion que mejor le pareciese de las sorteadas, y que alli mismo diga por
            sí la opinion que ha de defender, y la proposicion, ó proposiciones que ha de
            establecer en su disertación, dando de este modo una prueba preliminar de
            su instrucción y suficiencia: de todo lo que tomará razón el Secretario, y dará
            á los replicantes unas cédulas, en que estén el título de la qüestion, la opinion
            escogida, y la proposicion ó proposiciones que haya ofrecido establecer el di-
            sertante. Este á las veinte y quatro horas disertará, y defenderá su opinion
            contra los dos arguyentes.
                    Sobre el espacio del tiempo que haya de durar la disertación, el que
            deben ocupar los replicantes, y el método de argüir, puede observarse lo que
            se practica hasta hoy: quiero decir, que el disertante, ó legente llene una hora
            por ampolleta, y los argumentantes media hora cada uno.
                    A muchos ha parecido muy gravosa una hora entera para sola la Lec-
            ción, y que el ocuparla es obra de la memoria, y no de la instrucción y capaci-
            dad. Leer por el espacio de una hora, así como el torear, son dos costumbres
            que reputan como bárbaras, no solo los extrangeros, sino también los Nacio-
            nales: por tanto juzgan algunos que el tiempo de media hora es bastante para
            exponer y probar qualquier asunto, por grave que sea. Yo no insisto sobre este
            particular; pero desearía que los replicantes usasen igualmente de los dos mé-
            todos silogístico, y socrático.
                    El uso del silogismo es muy importante, y debe conservarse: pero seria
            también muy importante que despues del argumento que llaman en forma, se
            usase del diálogo en latin ó castellano, al arbitrio del examinador. En las Opo-
            siciones á Cátedras, el primer objeto de sus disputas no es la indagación de la
            verdad de los puntos controvertidos, sino de la idoneidad de los contendores;
            para este fin no hay medio mas seguro, que el diálogo, y preguntas sueltas y
            concisas, con las que se puede estrechar al disertante á que de razón de toda la



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