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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de Toribio Rodríguez de Mendoza
No hay lectura mas ingrata, ni mas penosa: y su inteligencia, aquella
que sea capaz de satisfacer, es desesperada en sentir de los mas sabios antiguos
y modernos, cuyos irrecusables testimonios sería fácil aglomerar, si formara
una disertación, y si no hablara con V.E. que sabe muy bien y por si mismo, la
uniformidad del consentimiento de los sabios sobre la espesísima oscuridad
de dichos Libros.
Y despues de esto, ¿será racional, será justo obligar á estos jóvenes en
edad y literatura, á que expongan unos libros que no han leido: unos libros
digo, que aun meditados con la mas escrupulosa y detenida atención y con
los comentarios á la vista, han sido, y serán siempre la tortura de los mejores
ingenios: á que defiendan opiniones y sistemas que han reprobado: á conciliar
en fin verdaderas o aparentes antilogías, y entrar en el por menor de sistemas
que a penas conocen? Pues estos puntualmente lo que la fuerza de la costum-
bre ha exigido, y exige de los Carolinos. ¿Pero con qué fruto? con qué suceso?
Con el de exponerlos á la irrisión de los inteligentes. A expensas de mi dolor
debo protestar y decir, que estas Oposiciones son una pura befa, por los des-
propósitos y contradicciones que se profieren: y todo esto es conseqüencia de
educar á la juventud en una especie de Filosofía, y exigir de ella el Magisterio
en otra. ¿Como podrá explicarse, no digo magistralmente, pero ni aun medio-
cremente, un joven que no es dueño de un cuerpo sistemático de doctrinas, y
de un libro que no ha tomado en sus manos, sino es para escoger puntos, y que
solamente lee mientras le dispone un Maestro la lección que ha de recitar? El
Carolino que mas sabe de la doctrina peripatética, es el que con el designio de
oponerse dos ó tres meses antes, pasa ligeramente sus ojos por un compendio
ó curso de dicha Filosofía. Esto es, Excmo. Sr. lo que en realidad sucede, y
nadie ignora.
Por todo esto, y considerando muy propio de mi cargo promover el
mejor aire de los Colegiales, y consultar su mayor decoro, no debo mirar con
indiferencia un hecho que los desdora y rebaxa de aquel alto grado de estima-
ción, en que se colocarían, si variado este método, se sostituyese otro mas aná-
logo á su educación literaria, y que entrando en países conocidos desplegasen
sus ingenios, y las semillas que recibieron y cultivan.
Meditando un medio seguro que concilie y reúna todas las utilidades
apetecibles, esto es, un modo de examen suficiente para descubrir la sólida
exquisita instrucción filosófica de los Opositores, y con atención á que ellos son
jóvenes, he preferido entre otros, el que se forme un Indice de qüestiones útiles,
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