Page 555 - La Rebelión de Huánuco. Vol 5
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La Rebelión de Huánuco de 1812
infeliz, y que en lo ulterior quedase afianzada su seguridad, se resolvió por
dicha corporación: Que siendo elegido el párroco del lugar, apoderado re-
presentante, por cuyo órgano explicasen sus sentimientos, se propusiese al
señor Intendente lo que la sabia penetración de V. E. verá contenido en el
escrito presentado y trasmitido al superior discernimiento de V. E. organiza-
do por el representante a su nombre, y también que el primario intento del
cuerpo eclesiástico y religioso de prelados se dirigía a rogar la permanencia
del señor Intendente en ésta ciudad por algún tiempo, mientras quedaba
establecido el orden de las cosas, por lo que deseando cumplir en ésta parte
con los deberes y encargados de la comisión, suplico a V. E. en su nombre, y
aún avanzándome más como pastor de este afligido rebaño, que reuniendo
sus lenguas en él le piden encarecidamente al que representa las veces del
Monarca, se digne su noble compasión y generosidad atender a sus clamo-
res, a sus ansias, y al deseo que todos manifiestan por la ulterior seguridad y
tranquilidad pública, para que V. E. expida sus sabias providencias a fin de
que se conserve este amable jefe pacificador de tantas calamidades por algún
tiempo en el lugar. V. E. es el padre general de los vastos dominios de nues-
tro Soberano, y por tanto obligado a socorrer esencialmente las necesidades
de todos sus reconocidos hijos, ¿Y a quién haremos sencibles nuestros rue-
gos y clamoras sino a quien no puede en nuestros conflictos desecharlos? ¿A
quién pediremos el activo remedio de nuestros males, sino al que solamente
puede curarlos? ¿A quién impetraremos el socorro sino al que tiene en sus
manos la beneficencia, la liberalidad y el poder? Sí, Excmo. señor. V. E. con
su elevado discernimiento reconocerá en nuestras súplicas el efecto de nues-
tra fidelidad; que suspiramos por el bien; que nuestros dias serán los más
dichosos logrando la estabilidad del jefe en el lugar; que las cosas tomarán
el feliz aspecto de una suspirada serenidad; que la unión se reconcentrará
con la más ventajosa firmeza, y finalmente que todo conspirará al orden, al
sosiego, al laudable establecimiento, al justo y debido arreglo, a la felicidad y
al consuelo universal. Estos han sido los intereses y cuidados del pastor, por
esto trabaja incesantemente, como lo acreditan esos pequeños rasgos que se
remiten a V. E. por este gobierno; todo su celo no presta otro objeto que la
conservación ilesa de las reales propiedades, que el debido ahorro del erario,
que excitar a todos la ternura, la compasión por los imponderables gastos
de nuestro amantísimo Monarca y Señor, por quien derramaría mi sangre y
sacrificaría gustoso mi vida.
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