Page 404 - La Rebelión de Huánuco. Vol 5
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Volumen  5
               Oficios varios ante la Real Audiencia sobre las insurreción de los partidos de Huánuco, Panataguas y Huamalíes
                    La experiencia ha acreditado en todos tiempos, la utilidad de con-
            tener las insubrrecciones por este medio. Ninguna Monarquía más sugeta a
            ellas, que la de Roma por su inmensa extensión, y esta misma experimentó
            lo profiquo de este remedio, en varios Pueblos, a quienes por haverlos apasi-
            guado por él, le llamaban Sanates, esto es sanados y curados, de los posterio-
            res tiempos los exemplares son bien conocidos. Toda la desgracia de este, y
            otros infelices de su clase, fue que los sugetos de mayor representación, que
            eran los Sacerdotes y Eclesiásticos de aquel lugar, que con sus sanos consejos
            podían desalarmarlos, eran los que más propendían a fomentar la conspira-
            ción, y el vando entre Europeos y Naturales.
                    En estas circunstancias, tiene lugar grande de exersitarse la clemen-
            sia de Vuestra Alteza. Ella servirá de un castigo, pero exterminados, y si
            conservados; pues que siempre que se vean existir sobre el globo de la tierra,
            sólo por, la Soverana piedad de Vuestra Alteza, alsarán sus manos al cielo
            para vendesir su misericordia; lo que desde luego le servirá de grande co-
            rrección para lo futuro, como que conoserán, haber sido sus ydeas mui erra-
            das, y que siendo Vuestra Alteza su principal Protector, no havia de permitir
            se executasen en ellos esas soñadas hostilidades, y saldrán finalmente de tan
            pernisiosa ilusción.
                    Nada mas glorioso para la Soverana mente. Alma de Vuestra Alteza,
            que conservar la vida de tantos que podían ser víctimas de la Justicia. Que
            gloria será para Vuestra Alteza que en este mundo y en la Península se sepa
            quan enemigo es de derramar la sangre humana, supuesto que así en lo físi-
            co como en lo político, siempre que pueda, sin la fución de sangre evitarse
            el mal y corregirse, no debe adoptarse este remedio. La Suprema Junta, ha
            probado este medio, no haviendo impuesto pena de muerte de ninguno de
            los que se han remitido de esta Capital como conspiradores á rebolucionar-
            la, como que es sabido imitar á la Metrópoli y Cabeza.
                    Por último parese conforme de Justicia, que haviendo impuesto
            Vuestra Alteza una sola pena de destierro, á muchos de los Cómplises en
            este delito, y aun haviendo indultado a otros, sino mas delinquentes, al menos
            tanto como Joseph Rodrígues, á éste se le haga sufrir la pena capital. Porque a
            los comprehendidos en igual delito, debe comprehenderles igual pena.
                    No es de omitir tampoco otro grabe motibo que estimule la conside-
            ración de Vuestra Alteza, y es que este miserable es el apoyo y consuelo de una





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