Page 373 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Huánuco de 1812
Por recibido con el papel que se dice manifiesto rubríquese y agrégue-
se a los de su materia. Gonsales (Rubricado). Travitaso (Rubricado). Juan de
Dios Gallardo, Secretario (Rubricado). Señor Governador Yntendente de este
Departamento de Tarma.
Los que dirijen a Vuestra Señoría con el devido respeto y veneración
los oficios que no tienen otro objeto que abisar a Vuestra Señoría los peligros
a que se pudieran exponer sus respetables columnas, son de parte de unos
cortos hombres que no decean sinó el mejor orden en la precente rebolución;
pero que por otra parte están sin aucilio, y sin arbitrios y amenasada a cada
momento su vida. Y en esta cituasión, por lo que toca a los que suscriben pue-
de y debe Vuestra Señoría comunicar sus órdenes para que por su execución
conosca su maior subordinación.
Pero la multitud de insurgentes es de una ferocidad terrible que solo
espera que Vuestra Señoría oiga con atención el adjunto manifiesto que hacen
de los motivos que, dieron a su lebantamiento. Aseguramos a Vuestra Señoría
que se han apurado todos los medios que emos tomado aun en su natural
idioma para contenerlos, y los hallamos resueltos a todos los acontecimientos,
lo que participamos a Vuestra Señoría, para su inteligencia y Govierno.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. Huánuco, y Marzo 12 de
1812.
Juan Joseph Crespo y Castillo (Rubricado). Juan José Ruiz (Rubrica-
do). Manuel Berrospi (Rubricado). Juan Antonio Narro (Rubricado). Manuel
Andrea Doria (Rubricado). Manuel Talancha (Rubricado). Manuel de Lastra
(Rubricado). José de Binía (Rubricado).
(hoja en blanco)
(Al margen) Copia.
A los yndios congregados en la Ciudad de Huánuco = entendiendo
mis amados hijos que los yerros que hasta aquí haveis cometido, proceden
seguramente de sugestiones malévolas, con que os han alucinado los malin-
tencionados, y que vuestra acreditada sumisión, y obediencia, no eran capaces
por si solas de revolverse contra las mas sagradas obligaciones que hacen vues-
tra propia dicha, y felicidad. En este concepto os comvido por segunda ves a la
paz, y suvordinación. No quiero ser el instrumento de vuestra desgracia, su-
puesta que mi dignidad no tiene otro obgeto que procurar la mayor felicidad
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