Page 372 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Volumen 1
Sobre la insurreción en Huánuco y la creación de una Junta Gubernativa
que los Huanuqueños se amedrentasen, y los yndios entrasen á tan bárbaro
saco que en el espacio de quinse días se conceptua pasasen de millón y medio
de pesos lo que robaron en la población, y sus chacras esto además de treinta
muertos poco más ó menos que se contaron en aquellos días. Ha si los señores
europeos no hubieran abandonado la Ciudad, su respeto, y la ciega pación
que le tenían estos nobles compatriotas hubieran ebitado estrago tan funesto,
doloroso, y que jamás será borrado de sus nobles sentimientos.
(Al margen)
Octava… Entre las muchas voces vagas que se repartían en la leal Ciu-
dad de León de Huánuco y su territorio, una fue, que era dato positivo, que
los europeos pensaban juntar a todos sus compañeros del Cerro, y de las sinco
Provincias de la Yntendencia, y fortificándose en la Ciudad coronar á uno de
ellos: quando vino axiliar o por mejor decir conquistar a la Ciudad Don Ma-
nueI de Santalla, después de escribir que la pasaría a sangre y fuego con otras
balandronadas de este jaes, tanto el ministerio de sus autoridades, quanto a los
yndios, por cartas que le escribieron le suplicaron que no entrasen en tomar
las armas, ni en que corriese infundadamente la sangre de unos hermanos
conpatríotas, por sin efución de ella, el tiempo todo lo remediaría: resistiendo
á estas políticas reconbenciones, é insistiendo por consiguiente llevar adelante
su empresa, los yndios por voto propio mandaron exploradores para que re-
conociesen su fuerza, quienes en consequencia de haberlo executado, y haber
obserbado que Santalla en el Asiento de Ambo tenía autoridad que debajo de
docel dava audiencia a quien se la pedía; confirmó su reselosa ignorancia el
echo de la coronación que se ha expresado, y entonces en número de trece á
catorce mil, como brabos leones llamaron a los Huanuqueños, y con pena de
la vida que por todas las calles de la Ciudad la publicaron, los obligaron a que
fuesen á vengar insulto tan grave a su modo de pensar: si los europeos otros
aliados suios y parte de los yndios murieron en esta refriega, no tienen que
quejarse, sino que su capricho orgulloso lo sedujo a ella; finalmente Huanu-
queños é yndios regresaron a la Ciudad, en medio de su plaza gritaron viva
el Rey Fernando Séptimo, se mandaron repicar las campanas de su Yglecia
maior parroquial, y en el día retirado los yndios a las Reducciones de sus Pue-
blos, y sus hogares se empiesa á gosar de alguna tranquilidad: esta se conse-
guirá se la cosa no se lleva a virga [ilegible].
Campamento de Ambo y Marzo 12 de 1812.
(Al margen)
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