Page 367 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            Señor Yntendente que va con mil hombres todos diciplinados y con muchos
            pertrechos, esta noticia que trae Don Manuel Elguera, me ha causado mucho
            escándalo, ya se be que se hará un escarmiento para que quedemos con algun
            descanso, Yo celebraré lo pases bien y da memorias a todos los amigos y man-
            de a tu afecto hermano que te estima de corasón.
                    José Espinosa (Rubricado)

                    Campamento de Ambo y 12 de 1812.
                    (Al margen)
                    Por recibido: agréguese a sus antecedentes con las cartas que se acom-
            pañan, las que se rubricarán.
                    Gonsales (Rubricado). Travitaso (Rubricado).
                    Juan de Dios Gallardo (Rubricado)
                    Secretario.


                    Aun no ha acabado el cabildo de salir de los sustos que la ferocidad
            de tanta multitud de hombres determinados a morir y vencer le hiso espirar
            tantas veces, quando se ve rodeado de nuebos cuidados que le causan la poca
            precausión y recerva en la remición de cartas: Así el Ayuntamiento, trabaja
            sin fruto, está siempre exsepto al exterminio, y apura inutilmente sus arbi-
            trios, que los ve frustrados: La tarde de ayer once del corriente interceptaron
            los insurgentes dos cartas, una del coronel de cavallerías y Alcalde Provincial
            Don Antonio Echegoyen, dirigidas a Don Manuel Santalla; y otra de Don José
            Espinosa, remitida a su ermano Don Pedro Alcalde de 1° voto. Ambas han
            sido causa de nuebas conmociones que no hacen mas de encender el fuego
            corrocibo de la insurgencia, y alborotarse estos ánimos ufanos con las victo-
            rias dignas del sentimiento; sabe ya el Pueblo que Vuestra Señoría no les trae
            sino el terror, y la muerte, con cuias noticias ha visto el cabildo con dolor de su
            corasón tumultuarse de nuebo los Pueblos, cuio número es ya exsecivo. Han
            grito como lo oyó el Público que se le les hace traición; y se hacen todos los
            días menos subordinados y más llenos de coraje intentar arrasarlo todo.
                    Ya ve Vuestra Señoría que estos datos no pueden sino consternar el
            ánimo más varonil que careciendo de guerras, no tiene como respirar. Que
            hace el cavildo con toda fidelidad? Si está sin armas, sin aucilio y sin defenza?
            ¿Obligado a dar oídos a lo mismo que no quiciera escuchar; podrá sostenerse
            quando vajo de firma se oye solo el escarmiento y la destrucción? Vuestra



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