Page 256 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
                                                      Carta de Baquíjano a Juan Domingo Unamunsaga
            Marsella:  Si erramos, es el efecto de nuestra devoción y piedad. Et si non recte
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            credere, afectu tamen piae devotionis errare.
                    Ella es la que ha sostenido al erudito escritor de la disertación en los
            penosos desvelos de un estudio constante y seguido, cuyo fruto presenta V.
            al público promoviendo el honor de María en el primer instante en que se
            concibe. Obra no sugerida por las viles pasiones del interés, el orgullo y la
            emulación, como caracterizaba la inexorable crítica el empeño de un cuerpo
            religioso  en defender el misterio; sino por la ternura, el celo y la sensibilidad
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            de la gloria de Dios, y de su Madre, deslustrada con la vergonzosa idea de no
            ser preservada de la universal degradación, fulminada en la de un padre infe-
            liz y culpable.
                    La instrucción pues de los fieles sobre la piadosa sentencia, es el noble
            objeto del opúsculo. ¿Y quién podía con mayor suceso satisfacer a este subli-
            me destino, que un sabio, que une a la extensión de los más profundos cono-
            cimientos, la práctica continua de la enseñanza en el venerable ministerio de
            cura? Nuestro siglo, a quien jamás la posteridad sospechará de neciamente
            partidario de este superior aunque obscurecido empleo, levanta el tono en
            su elogio. Yo copio gustoso las expresiones del traductor  de la unción, la
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            dulzura y sentimiento, pues ellas forman el retrato de nuestro común amigo:
            «No descubro, dice, en la tierra dignidad más tierna y respetable que la de un
            cura, que va a sepultar una razón santa, y un corazón sensible entre el corto
            número de unas tristes cabañas, allí fija el domicilio de su vida; adopta esa
            familia de labradores; se complace con ellos, como un padre con sus hijos; los
            une en los días destinados para hablarles del Dios que fecunda el campo, ha-
            ciéndoles contemplar los beneficios de que se hallan rodeados; se proporciona
            a su inteligencia explicándoles en sencillo lenguaje los principios sublimes y
            abstractos de la religión y la moral; les enseña a estimar su tranquilo estado,
            y a no envidiar las agitadas fortunas de las villas y ciudades; diezma, en la
            porción del rico y en la suya, la parte del pobre; asiste a sus inocentes fiestas, y
            toma parte en su alegría; los alivia y consuela en la aflicción y tormento de sus
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            21. Salviano lib. 5. de Gubernat. Dei [Nota del autor].
            22. El cardenal de Lugo, jesuita, escribía a uno de sus hermanos, residente en Madrid: Vuestra
            Reverencia haga que los nuestros se apliquen con empeño a encender la devoción a la Con-
            cepción, para la que hay tanta afición en España; veamos si por este medio podemos entrete-
            ner a los dominicanos que tanto nos oprimen defendiendo a san Agustín. Yo creo que si no se
            les obliga a emplearse en otra materia, nos vencen en los puntos principales de Auxiliis. Vid.
            Moral Práctica de los Jesuítas Tom. 1, pág. 270 [Nota del autor].
            23. M. Tourneur Traduc. de las Noches de Young, y de las Meditaciones de Hervey.


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