Page 838 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
en compañía de todos los demás prisioneros y se presentó ante la Real Junta.
El informe de fojas 2, hecho por Don Domingo Pagaza, es del todo
despreciable. El no está jurado y este defecto /.17 le hace absolutamente inútil.
Cuando careciera de falta tan sustancial, todavía sería de ningún efecto aún
en el punto de haber comandado la gente por ser testigo único y que no dá
razón de su dicho, aunque da a entender que es de ciencia y mucho menos en
el de haber observado, que Ramón andaba reconociendo los puestos de la pla-
za, haciendo juicio por todo, que su intención no era acogerse a las banderas
del Rey, sino de tomar noticia para fomentar las inquietudes de su de su (sic)
madre. Raro modo de pensar ¡Este, verdaderamente es juicio temerario! Es
natural, que un hombre que viene de afuera, especialmente joven, campestre,
que jamás ha visto una plaza de armas, mire con admiración los sitios de ella,
los baluartes y los focos; y atribuir una acción tan regular y ordinaria, como
esta, a mala intensión, no puede ser otra cosa, que efecto de una limitación de
razón y de un genio criminal y sangriento. El testigo que depone de su juicio
y creencia, no hace fe alguna, porque ni es el instituto del testigo juzgar sobre
las cosas, sino referir sencillamente lo que ha visto u oido decir. Pagaza no
contento con levantar este testimonio a Delgado, todavía se pone a tachar a
Don Juan Antonio Figueroa, y apoyar su informe con que a oido decir a La
Madrid, que dicho Ramón y su madre eran los más pícaros. En esto demuestra
una vehemente pasión y encono contra Ramón y su madre, y ya se vé que el
testigo apasionado no hace fe.
Cuando fuera cierto que Ramón Delgado, comandó la gente en Pil-
pinto, que desde luego se niega, le escusaría la fuerza y coacción del rebelde
y el miedo grave de que le quitase la vida, como /.17v lo hacía con cuantos
rehusaban tomar su partido.
Después de todo, si Ramón Delgado aspiró siempre a huirse del cam-
po del enemigo, de hecho se huyó de Piccho y se presentó ante la Real Junta
voluntariamente en tiempo oportuno, es claro que le compete el indulto pro-
metido por bando, aunque hubiese sido el mayor delincuente.
A vista de esto. Y o no alcanzo, con que motivo o fundamento el Soli-
citador Fiscal haya pedido se imponga a Delgado la pena de destierro.
El Solicitador Fiscal toca uno de los puntos mas arduos de una y otra
jurisprudencia, civil y canónica, cuando pide que a Ramón Delgado se le de-
clare por infame e inepto a obtener empleos honoríficos por el delito de su
madre.
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