Page 794 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
¿Y es posible que en vista de tan poderosas excepciones sea el celo del Solicita-
dor Fiscal tan extremoso y excesivo, que pida se me aplique una pena que si no
es de muerte, es de mil muertes? No tiene otro fundamento para pedirla, que
el decir no abrazé yo las varias ocasiones, que se me presentaron para poner
en planta mi fuga a esta ciudad. Más no asigna otra oportunidad que la que
a su parecer se ofreció cuando en Tinta me soltó el rebelde de la prisión y me
fui al pueblo de Cacha. Fundamento que produce una persona que jamás se
ha visto en semejantes lances y trabajos; y fundamento en fin muy débil y que
admite muchas respuestas.
Suelto de la prisión en Tinta, me fui al pueblo de Cacha y no zafé a esta
ciudad, porque a Cacha no había más distancia que dos leguas y al Cuzco diez
y ocho; porque en los caminos para Cacha no había indios puestos para pre-
hender a los pasajeros, como los había en estos para el Cuzco; /.24 porque en
aquellos caminos, no peligraba evidentemente mi vida, como en estos; y por-
que ultimamente yendo a Cacha no ponía a riesgo la vida de mi pobre madre,
la de mi mujer, tres hermanos y cuatro hermanas, como lo exponía zafando al
Cuzco.
Era yo muy conocido de todos aquellos indios, mal mirado y aún odia-
do positivamente del rebelde, como lo deponen los testigos de la sumaria y
por consiguiente muy celado y cuidado de todos. ¿Y siendo asi es de creer, que
emprendida la fuga para esta ciudad, hubiese yo logrado arribar a ella, sin pri-
mero ser preso y muerto de tanta multitud de indios? ¿Es de creer, que cuando
ni una carta podía pasar, no digo hasta esta ciudad, sino ni aún a los pueblos
inmediatos, pasase un sujeto tan conocido como yo? Pero cuando hubiese
conseguido emprender fuga hasta esta ciudad ¿Es de creer con .el ejemplo
sucedido en mi padre y hermanos muertos, que el tirano no hubiese luego
mandado ahorcar a mi madre, mujer, hermanos y hermanas? Poco necesitaba
su crueldad y no eran otras sus amenazas.
Cuando yo hubiese concurrido en las tropas del rebelde aparentando
voluntad, gusto y complacencia por conservar mi vida, no sería bastante fun-
damento para que el Fiscal me acuse de infiel a Su Majestad. Porque el miedo
grave es capaz de estos y otros efectos. Pero la verdad es, que yo sin apelar a
estas apariencias ni precauciones manifesté una resistencia y displicencia en
seguir sus proyectos sacrílegos, tan clara y visible, que no habría sujeto que
no la reparase, al menos los testigos de la sumaria todos la deponen. Hice
en medio de los mismos enemigos, en cuanto me fue posible tales servicios
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