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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            Solicitador Fiscal, digo que justicia mediante se ha de servir Vuestra Señoría
            absolverme de toda pena, mandar se me dé soltura de la prisión y declararme
            por leal y fiel vasallo de Su Majestad, desembargados mis bienes, que así es
            conforme a los méritos de la causa.
                    No se encuentra documento en los autos, que lejos de hacerme digno
            de la pena que pide, se me aplique el Solicitador Fiscal, no me declare por ino-
            cente y libre del delito que se me imputa. Si empezamos por la sumaria, ésta
            es la que me costea toda la defensa, de forma que si no hubiese podido dar
            otra prueba de mi inocencia ella me sería bastante. Sus testigos declaran que
            me vieron en la tropa del traidor, pero en el mismo acto exponen las mas po-
            derosas excepciones que hacen a mi favor. Y a dicen, que no me miraba bien
            el rebelde, sino que siempre se llevó mal conmigo. Y a, que me vieron preso
            por su orden con un par de grillos el tiempo de dos meses, porque fomenté
            en consorcio de mi padre y hermanos la publicación de un bando contra este
            inícuo. Ya, que no me vieron ejercitar empleo alguno, ni cargar arma, sino que
            me repararon siempre dispuesto a incorporarme a la real tropa, prehender y
            matar al rebelde. Ya, que por este motivo aquel tirano llegó a perseguir el linaje
            de los Castelos hasta dar muerte a los dichos mi padre y dos hermanos. Y a,
            últimamente, que el traidor me amenazaba con quitarme la vida, diciendo que
            asi lo había hecho con mi padre y hermanos.
                    Estas parece que son (Señor) unas expresiones que califican cabalmen-
            te mi fidelidad al Monarca; y que si estuve en la tropa del insurgente o fui a una
            u otra expedición suya, fue sin duda coacto, violento y poseído de un miedo
            gravísimo, que me lo infería un tirano que a cada paso ponía en ejecución sus
            terribles amenazas.
                    Si continuamos con la información, que mi pobre y anciana madre,
            dió ante el Corregidor actual de la Provincia de Tinta, los testigos de ella de-
            ponen lo mismo, expresando contestes, que el motivo de haberme tratado con
            rigor el rebelde fue la resistencia que hice en seguir sus bárbaras ideas, tanto
            que dicho Corregidor en su providencia de fojas 17, dice que quedaba esclare-
            cida mi indemnidad; pero que no residía en él la facultad para resolver sobre
            mi soltura. La misma verdad consta de la certificación de fojas 18 dada por el
            Cura Inter del pueblo de San Pablo de Cacha, sobre no haberme hallado en el
            de Tungasuca cuando ahorcaron al Coronel Don Antonio Arriaga, ni menos
            en el de Sangarará, cuando mataron a muchos españoles, por haber estado a
            ese mismo tiempo en el referido de Cacha.



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