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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            cuten vuestras órdenes y disposiciones bajo de las penas que les impusiéredes,
            en que los he por incursos y condenados lo contrario haciendo, las ./48 que
            se ejecutarán en los inobedientes, según Ley de Milicia. Para todo lo cual os
            mandé librar este título, firmado de mi mano y refrendado de mi infrascrito
            Secretario Mayor de la Gobernación y Guerra de este Reyno. Que es dado en
            los Reyes del Perú, en veinte y cuatro de abril de mil setecientos setenta y nue-
            ve años.- Don Manuel de Amat.- Por mandado de Su Excelencia, El Marqués
            de Salinas.- Una rúbrica.


            (Al margen: Memorial).
            [Informe relacionado con la existencia de oro en la provincia de Quispican-
            chis].


                    Excelentísimo Señor . - Don Juan Antonio de Figueroa, Sargento Ma-
            yor de la Provincia de Chilques y Masques, por Vuexcelencia, natural del Rey-
            no de Galicia, puesto a los pies de Vuexelencia, por la persona que tiene su
            poder dice: Que por representación que el Padre Antonio Bermúdez expulso
            de la Compañía hizo a Su Majestad, manifestando en ella ser sabedor de un
            venero de oro en los andes que corresponden a la Provincia de Quispicanche,
            en el cerro de Camanti y río de Yanauno y por orden de Su Majestad, mandó
            Vuexelencia al Corregidor de /.48v dicha Provincia, que lo es Don Pedro José
            Vélez, fuesen a registrar dichos lugares y siendo preciso llevar armas para no
            aventurar la gente, en tierra que está poblada de indios infieles, hice de mi
            mano dos pedreros con sus cureñas y quince escopetas con la pólvora y balas
            necesarias, todo a mi costa e industria, por hallarme mas que mediamente há-
            bil en la facultad de fabricar estos pertrechos y dejando el trabajo de mi ocu-
            pación, fui llevando quince hombres diestros en el manejo de armas y un Ca-
            pellán con los víveres correspondientes y carruaje, todo a mi costa, sin haber
            pensionado a los indios del pueblo de Marcapata, última población de cristia-
            nos, introduje en mulas propias armas y bastimentas, en lo que gasté cantidad
            de pesos con el mayor gusto, por ser en servicio de Su Majestad; y llegado que
            fui al dicho cerro de Camantí, lo registré y ví que no ofrecía cosa de funda-
            mento, como asimismo, el río de Yanauno, que son las aguas, que descienden
            de /.49 dicho cerro por la parte del sur; y habiéndome informado de los indios
            de la puna, porque tenían noticia que a la parte del sur en la banda del río
            grande, había un río llamado Esrrimayo y que tenía mucho oro y conocido



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