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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            tiesen; que con posterioridad a este hecho le tuvo preso en dos ocasiones en
            los pueblos de Tinta y Tungasuca, y últimamente le nombró de capitán. Estas
            operaciones demuestran que Marcos Torre no procedió voluntariamente en
            la complicidad con Tupa Amaro, sino engañado y seducido, entendiendo de
            buena fé que obraba el rebelde de orden del excelentísimo señor virrey, y des-
            pués de descubierto el engaño, coactado y violentado en fuerza de la prisión
            en que le tuvo, y por miedo grave de perder su vida, la de su mujer y cinco
            hijos a manos de un tirano acostumbrado a ejecutar semejantes atrocidades
            con todos aquellos que rehusaban su confederación, excepción poderosa que
            si no excusa absolutamente de la culpa, disminuye en gran manera el delito y
            la pena.
                    Ni se oponen a esto las cartas de fojas 12, 13, 14, 50, 52, 53, 54 y 55,
            por las que parece que Marcos Torre trataba y comunicaba con Tupa Amaro
            espontáneamente, sobre sus perversos designios, porque las expresiones en
            ellas contenidas procedieron del mismo principio del miedo y temor grave, ya
            inferido con la coacción y fuerza antecedente de la prisión, de modo que ellas
            se deben reputar aparentemente libres, pero en la realidad forzadas.
                    Igualmente presentó en parte de prueba de las excepciones de Marcos
            Torre las certificaciones del citado don Domingo Guerreros Marnara, de don
            Manuel Castilla, corregidor de la provincia de Paruro, comandante de ella,
            ambas auténticas, y la carta de fojas 31 de don Juan Antonio Figueroa, por las
            cuales consta que don Julián Escalante y Marcos Torre escribieron una esquela
            a dicho don Juan Antonio, por la que avisaban que nuestra tropa acelerase
            la marcha para asaltar al pueblo de Acos, en que prometían entregar preso a
            Francisco Tupa Amaro. Que en consecuencia de este oportuno e importante
            aviso ejecutó el asalto con feliz suceso, y apremió a Francisco Tupa Amaro
            dentro de una casa donde ya Torre y Escalante lo tenían bien asegurado. Y
            aunque se determinó después despachar preso a esta ciudad a dicho Marcos
            Torre juntamente con Francisco Tupa Amaro por haber sido uno de los alia-
            dos del rebelde, pero después que don Domingo Guerreros fue informado por
            el reverendo padre maestro cura del pueblo de Acomayo y otros de que estuvo
            forzado y coactado, escribió en descargo de su conciencia al muy ilustre señor
            visitador general informándole lo acaecido, y que los felices éxitos que se ex-
            perimentaron se debían a las diligencias interpuestas por Marcos de la Torre.
                    En este supuesto es evidente que aún cuando Marcos de la Torre hu-
            biese delinquido libre y espontáneamente en la complicidad con Tupa Amaro



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