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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Cotabambas, etc.
Certifico en cuanto puedo y lugar haya en derecho, cómo el día en que
se presentó la quinta batalla contra los indios rebeldes, que por disposición del
infame José Gabriel Tupa Amaro estaban congregados en el pueblo de Acos
y en los cerros inmediatos bajo del mando de Francisco Tupa Amaro, tío del
insurgente, a embarazar el paso de las tropas de Cotabambas, Chumbivilcas y
Paruro estando éstas acampadas en los lugares de Pilpinto, frente del río, aso-
maron dos mozos españoles con sus fusiles, el uno (por lo que me acuerdo)
llamado Fulgencio Silva, y ambos enviados de la banda de los enemigos por
Marcos de la Torre, cacique de Acomayo, y don Julián Escalante, con una es-
quela dirigida a don Juan Antonio Figueroa, en la que se ofrecieron a entregar
preso al dicho Francisco Tupa Amaro luego que las tropas asomasen al pueblo
de Acos. Igualmente previnieron en dicha esquela que apurasen los pasos, por
recelar justamente que traslucida la noticia de la disposición en que estaban
para dicha prisión, hiciesen en ellos, los indios, algún estrago; que la conducta
pondrían en lo posible libre y desembarazada, y que en su inteligencia se re-
solviese el más anticipado asalto al pueblo de Acos. En esta satisfacción pasó
el río por balsas parte de dichas tropas, quedando de retén la otra con sus
correspondientes jefes, y guiada por el dicho Silva se logró el feliz asalto, toma
del cañón de artillería, y prisión de Francisco Tupa Amaro dentro de una casa
en donde ya los mencionados Torre y Escalante lo tenían bien asegurado. Y
aunque se determinó después despachar preso a esta ciudad al dicho Marcos
de la Torre juntamente al citado Francisco Tupa Amaro por haber sido uno de
los aliados del rebelde, pero después que fuí informado por el padre maestro
cura de dicho pueblo de Acomayo y otros, de que estuvo forzado y coactado,
escribí en descargo de mi conciencia al señor visitador general informando a
su señoría lo acaecido, y que los felices éxitos que se experimentaron se de-
bían a las diligencias que se habían interpuesto por dicho Marcos de la Torre.
Y para que así conste donde convenga, y por el mismo fin de descargar mi
conciencia, doy ésta apedimento de dicho Marcos de la Torre, ante el presente
escribano, jurando voluntariamente a Dios Nuestro Señor y a la cruz que trai-
go al pecho no proceder de malicia. Que es hecho en esta ciudad del Cuzco,
en once días del mes de Mayo de mil setecientos ochenta y un años.
Domingo Guerrero Marnara
(firmado)
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