Page 736 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
asimismo, le consta, que cuando hizo de orden del traidor unos cartuchos
para cargar los fusiles, dicho Figueroa, lo hizo éste con maña, a fin de que no
se ofendiese a los nuestros, por cuyo hecho se le acusó a la mujer del traidor
y ésta dijo, que Figueroa buscaba su muerte con estos hechos, pero se sosegó
después por las satisfacciones que le dió el expresado Figueroa. Y responde.
7° A la séptima dijo, que en las ocasiones que entraba el declarante
al cuarto donde estaba preso dicho Don Juan /.30 Antonio Figueria, repara-
ba que a su cargo estaban muchos fusiles y que los componía con máxima,
a fin de que los de nuestra parte no experimentasen perjuicio alguno y que
por aparentar componía solamente algunos de ellos que los tenía separados,
haciéndole seña al declarante, que aquello lo ejecutaba solo de apariencia; y
veía el declarante, que cuando repartía a los mestizos los dichos fusiles, era sin
cuenta ni razón, motivo porque se perdían los más, que vinieron a parar en
muy pocos. Y responde.
8° A la octava pregunta dijo, que es cierto, oyó parlar el declarante al
dicho Don Juan Antonio de Figueroa, con el traidor Tupa Amaro, ponderán-
dole a éste las muchas armas y municiones que tenía esta ciudad en resguardo
suyo, y que así de ninguna manera tratase entrar a ella. Que el traidor por
estos consejos que le daba Figueroa y porque tuvo noticia, que en contra suya
venía mucha gente de Caylloma, suspendió la venida a esta ciudad y se fue
para el pueblo de Livitaca, Provincia de Chumbivilcas. Que a los quince días
poco más o menos, oyó que algunos indios le contaban a la mujer del traidor,
en presencia del declarante, cómo de esta ciudad se estaban retirando muchos
europeos fuera de ella y que era fácil el que entrase a la ciudad. Que por esto
y con la noticia que tuvo la mujer de dicho rebelde, de que los soldados de
nuestra parte se había ya apoderado del pueblo de Acos y de sus inmediatos,
de terminó partir para la Provincia de Paruro, con mucha copia de indios y es-
forzándose en ella a esta ciudad, por lo que Don Juan Antonio de Figueroa, la
persuadió, a que no pusiese en ejecución tal empresa, porque podían quitarle
la vida de alguna traición; y cuando vino el traidor su marido, determinaron
ya venir al cerro de Piccho. Y responde.
9° A la pregunta novena dijo, que el dicho Don Juan Antonio de Fi-
gueroa, lo sintió el declarante displicente en ejecutar lo que le había ordenado
en el cerro de Piccho el rebelde, en cuanto al manejo de los cañones poniendo
varias escusas para ello; que en lo demás de esta pregunta la ignora, respecto
de que el declarante al principio del combate de Picho, se huyó desamparando
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