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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    8° A la octava pregunta, dijo, que es cierto que después de que con-
            siguió el rebelde la victoria en Sangarará, quiso venir éste a dar avance a esta
            ciudad, con toda la gente que tenía y que por las persuasiones y ponderacio-
            nes que le hizo el dicho Don Juan Antonio Figueroa, en presencia del testigo,
            desistió del intento y se fue para el pueblo de Livitaca, mas dice que no sabe a
            que fue. Y que las palabras que oyó decir a Don Juan Antonio Figueroa fueron
            éstas: Primeramente, habiendo entrado al cuarto donde estaba preso Felipe
            Bermúdez, con la noticia de que venían para esta ciudad, le dijo a éste dicho
            Figueroa que era imposible el entrar a la ciudad sin mas disposición que la
            que al presente había, respecto de que por el alzamiento antecedente de los
            Farfanes, estaba la ciudad reforzada y fortalecida con ocho cañones, quinien-
            tos fusiles, mucha provisión de pólvora y municiones, y que no había casa que
            dejase de tener una arma de fuego y que número en la casa de Guisasola, había
            diez y seis armas de fuego y municione correspondientes; y que habiendo oído
            esto Bermúdez, había ido a dar cuenta al rebelde, quien vino al cuarto donde
            estaban presos, y le pregunto /.24 si era cierto lo que le dijo a Bermúdez, a lo
            que le respondió Don Juan Antonio Figueroa, que él eran hombre de bien y
            que no le quería engañar; y que era cierto lo que decía y que del mismo modo
            que la relató a Bermúdez le volvió a referir al rebelde, con lo que se desistió de
            su intento y se fue a Livitaca, como queda referido. Que asimismo, es cierto
            que estando el rebelde en Livitaca, tuvo su mujer una carta de esta ciudad, que
            así lo oyó decir a la susodicha, en que le anoticiaban que todos los europeos
            se habían huído y que con facilidad cogería dicha ciudad y que dicha mujer
            de Tupa Amaro porfió a venir a ella con mucha gente, como también a la pro-
            vincia de Paruro; y es cierto dice, el testigo, que Don Juan Antonio Figueroa
            la persuadió a que no viniese, diciéndole que la llamaban con traición, para
            entregarla y matarla, y que no se fiase en cartas y que así pudo desvanecerle el
            intento hasta que a la vuelta de su marido el rebelde dispusieron la venida. Y
            responde.
                    9° A la novena pregunta, dijo, que sólo oyó y le contaron al testigo
            varias personas en esta ciudad, de las que hicieron fuga de poder del rebelde,
            estando en los cerros de Piccho, que dicho Don Juan Antonio Figueroa, había
            manejado la artillería del rebelde, sin perjudicar a los de la ciudad y que advir-
            tiéndolo ésto el rebelde, mando que lo matasen y que los indios del pueblo de
            Acos y Corma, lo libertaron y que todo lo contenido en la pregunta no sabe,
            sino por noticias que tuvo en esta ciudad, respecto de que no se halló presente



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