Page 672 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
Causas criminales seguidas contra los rebeldes
2º, Título 2, 7a . partida y la Ley lº (palabra ilegible) Título 7º, Libro 8 Orden
y las del Libro 8º de la nueva Recopilación, lo cual parece conforme a justicia,
según el mérito del proceso.
De la sumaria recibida que corre desde fojas 3 vuelta hasta fojas 7 vuel-
ta, consta por conteste deposición de cinco testigos que Francisco Molina, sin
coacción y de su voluntad fue a servir al rebelde, era uno de los de su mayor
confianza, que estuvo de pedía para las expediciones; que lo acompañó en
la que hizo de Sangarará, Piccho y Pucacasa y que regalaba a su mujer; de la
certificación de fojas 8, consta que en la confesión que se le tomó al insurgente
José Gabriel Tupa Amaro, que dicho Molina queriendo dar libertad a cuarenta
y ocho mozos, lo impidió aconsejándole debían quedar presos; que cuando
se volvía de Piccho igualmente le aconsejaron ambos, que respecto de llevar
tanta gente, debía retroceder y entrar en la ciudad. Todos estos hechas con ca-
lificativos de el favor, ayuda y colución, que con el traidor tuvo en el alzamien-
to, que se intentó y en conformidad a lo determinado por la Ley 1º, Título 8º,
Libro 8º de las de Castilla, es constante estar comprendido en el delito de lesa
majestad e incurso en las penas prescritas en las leyes que tengo citadas. Sin
que al referido Molina le pueda favorecer el haberse acogido a las banderas
del Rey, ni las escusas que deduce en su confesión; no lo primero, porque en
el bando del indulto que se publicó es uno de los exceptuados, como lo per-
suade la carta de fojas 10; no lo segundo, porque según lo que llevo expuesto y
persuade la sumaria, no estuvo forzado, preso, ni lo pudo inducir el temor que
aparece, pues estando, no en calidad de preso, sino en plena libertad, como
que se halla constituido de Coronel y Mandarín, pudo /.18v haber logrado va-
rias oportunidades de venirse a nuestro campo, dejando el del rebelde, como
lo consiguieron otros que se hallaban oprimidos, presos y sin los desahogos
que él; y lo vino a hacer por hallarse en la triste constitución de no poder huir
y considerar inevitable su captura y desamparado del tirano y sus secuaces. En
estos términos, no parece dudable, que el mencionado Molina está convicto
de el crimen que le acuso y por él es acrehedor a las penas que pido se le apli-
quen.
De Francisco de Cisneros aunque los testigos deponen que estuvo pre-
so, amenazado varias veces de morir ahorcado y que los indios lo pedían para
quitarle la vida; pero también consta, que después estuvo en libertad, tuvo a
su cargo el cuidado de las armas, dictaba bandos, comisiones, unas de propio
dictamen y otras por el de el rebelde; que éste lo apreciaba por lo mucho que
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