Page 668 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
Causas criminales seguidas contra los rebeldes
Roque y Don Francisco Molina, pero que al tiempo de ponerlo en ejecución,
llegó Fernando Tupa Amaro, hijo del rebelde, e hizo que los indios los hiciesen
caminar; que San Roque con el motivo de haberse aflojado la silla de la mula,
en que iba, se quedó a componerla y pasádose los indios adelante tuvo propor-
ción de hacer fuga, como en efecto lo ejecutó y responde.
Preguntado, como dice estuvo sirviendo por fuerza al rebelde Tupa
Amaro, cuando consta de estos autos, que el confesante se interesaba en el
éxito de aquel, dictando cartas, comisiones, bandos y cuanto se ofrecía a dicho
traidor, quien lo estimaba mucho al que confiesa, dándole su mesa, alabándole
porque se ocupaba en su servicio, dando modelo para hacer balas y cañones,
porque el confesante vió que éstos no estaban bien fundidos, con poco peso
en la coz; que igualmente dio modelo para hacer cureñas; que los cañones
que veía imperfectos, en el instante los hacía componer, dando a entender en
esto, deseaba que dicho rebelde consiguiese sus depravadas intenciones, lo
que se patentiza con haber el confesante repartido armas a los soldados, haber
puesto aquel a su cuidado la guarda de ellas, desvelándose porque estuviesen
compuestas y hubiere gran número de ellas, dijo, es falso, que el que confiesa
se interesase en el éxito de sus depravadas ideas del rebelde Tupa Amaro; que
es cierto dictó cartas, comisiones y bandos, pero no /.15v generalmente todas
y los que dictaba era por mandado del citado Tupa Amaro, dándole éste la
idea, de lo que se había de decir; que el confesante preguntó a Mariano Banda,
donde tenía aquel la orden del Rey, que decía para hacer tantas extorsiones y
habiéndole dicho no se la pidiese, porque el expresado Tupa Amaro se eno-
jaba, fue el que confiesa y se la pidió a dicho traidor, con motivo de haber or-
denado al que confiesa pusiese seis comisiones, para prehender a otros tantos
corregidores y le respondió que dicha orden estaba en la plaza; que es cierto,
que desde que el confesante vino a Piccho con el rebelde, comía con éste en
su mesa, porque lo llamaba, como a los demás prisioneros; que es cierto que
el confesante intentó se compusiesen o fundiesen de nuevo dos cañones, que
reparó estaban torcidos, pero esto lo hizo porque dicho rebelde no tenía ma-
teriales y habían de tardar más de dos meses en fundirlos, en cuyo tiempo no
podían tener uso; que es cierto que en el cuarto del que confiesa, ponían las
armas y las sacaban varios, pero nunca las repartió, ni compuso y menos in-
tentó hubiese gran número de ellas y niega lo demás que contiene la pregunta
y responde.
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