Page 166 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
Causas criminales seguidas contra los rebeldes
biría a Tupa Amaro, rogándole para que me dejase estar en mi casa. Empezé
a escribir la carta, y Ponce que se había excedido en la bebida, me mandó con
imperio que le diese tratamiento de alteza al rebelde. Obedecí su orden, y en
efecto le escribí carta en esta conformidad. Al tercer día de mi prisión sacome,
por la noche un mestizo, del cuarto en que estaba por una puerta falsa, pero
con tal desgracia que no pude hallar una bestia en que montar a precio alguno.
Quise huir a pie, aún con peligro de tener que pasar un río bastante rápido y
caudaloso, pero como el tal mestizo me asegurase que me pondría en parte
segura y que dispondría caballos para la noche siguiente, convine en su idea.
Llevome a una casa, abrió un socavón grande, donde estuve metido a la noche
y la mañana siguiente; luego que echaron de ver los indios que yo había salido
de la prisión, mataron a un criado mío, y Ponce quiso hacer preso a mi ayu-
dante. Este se atemorizó y declaró que me había sacado de la prisión, llamaron
a mi libertador, quien confesó luego donde estaba yo metido, y vinieron a sa-
carme y sin darme lugar a tomar un bocado, sinembargo de que no había co-
mido un día y medio; me hicieron montar a mula y caminar para Tinta, donde
he sufrido dos meses de prisión, aunque con la libertad de poder salir a la calle
y a la iglesia. Aquí solo observé que el rebelde tenía noticias individuales de
los movimientos del Cuzco, mas no pude penetrar quien se las comunicaba,
solo sí me aseguró el reverendo padre fray Clemente Zaldívar del orden de San
Agustín, que también se halló preso; que habiéndolo destinado el rebelde al
empleo de cuaresmero en el pueblo de Tungasuca, se hospedó en un cuarto de
la casa de Tupa Amaro donde halló sobre una repisa porción grande de car-
tas, y entre las pocas que leyó hubo tres, una de un clérigo llamado Centeno
natural de esta ciudad y actual residente en Lima, otra del escribano Palacios,
y la tercera del abogado don Julián Capetillo, en que todos le trataban de la se-
dición presente, y héchole yo cargo por qué no las recogió, me respondió que
a la sazón se levantó en la plaza de Tungasuca un ruido grande, y que al punto
entró también la madre de Diego Tupa Amaro al cuarto del padre, quien no
tuvo más acción que dejar las dichas cartas en el lugar donde las halló, y que
entonces la dicha mujer cargó con todos los papeles. Es cuanto puedo infor-
mar a vuestra señoría, bajo de juramento. Cuzco y Abril 21 de 1781.
Francisco Antonio de Areta
(firmado)
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