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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
(Al margen: Respuesta del Señor Obispo a la Comunidad de yndios de
la provincia de Tinta).
Hijos queridos mios. He recivido la que me remitis su fecha en Asan-
garo a siete del que va a acabar en la que me representais como en contesta-
cion a las pastorales, que os he dirigido al fin de aquietaros, que la causa de
vuestros escesos y alvorotos ha dimanado de los casiques, cobradores de los
corregidores, e injustos repartimientos de estos, que ya los tenian enteramente
combenidos; y que no haviendo sido bastantes vuestras representaciones y
suplicas a los tribunales superiores para que se os aliviase de tan pesado yugo,
tomasteis el duro medio de alsaros para conseguir vuestro alivio trayendome a
la vista el fatal asesinato, que se cometio contra el corregidor de esa provincia
Don Antonio Arriaga, que acabó infelismente sus dias por los escesos, que
decis de su reparto, que llegó a mas de trescientos mil pesos con otros varios
motivos en que apoyais vuestros desaciertos.— A la verdad, que nunca debais
haveros excedido a lo que espresais, por muchas ostilidades que hubiseis pa-
decido fue gravisimo el atentado de dar la muerte a vuestro Juez por que Dios
os lo puso y los destina en lugar de padres, pues los piadosos oydos del sobe-
rano que nos govierna por facultad nuestra siempre se hubieran compadecido
de vuestras miserias si hubierais representadolas por mejores conductos, ante
sus reales ministros; pero ya que rendidos os acogeis a su proteccion recono-
ciendo vuestros delitos, su venignidad os indulta y perdona de quanto haveis
ejecutado hasta aqui contra su corona, el Estado y la Religion haciendoos al
mismo tiempo el veneficio de condonaros un año de tributos y dejaron del
todo libres de los repartimientos que quedan enteramente abolidos y vosotros
en la franquia de vuestros comercios, sin tener en lo futuro quien os moleste si
acaso os mantubiereis constantes en vuestros propositos de fidelidad.— En es-
tos terminos os encargo, amonesto y mando que luego que veais esta mi carta
desistais enteramente de vuestros desinios, retirandoos a vuestros domicilios,
pueblos, casas y estancias, que yo os aseguro de que en lo sucesibo no se os
hara daño alguno si enteramente os sugetais a vuestros deveres y obediencia
de nuestro monarca. El modo con que haveis de demostrar esta subordina-
cion y mis encargos es dejando totalmente esa vida que llebais tan desastrada
robando y matando, sin ver que esto se opone a las leyes de la Naturaleza y
divina; y lo principal dejando el sacrilegio de perseguir a los ministros de la
Yglesia y nuestros pastores, que en pago de lo que se desvelan por vuestro pro-
vecho y bien de vuestras almas, les correspondeis con maltratarlos, perseguirlos,
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